Scrutatio

Domenica, 5 maggio 2024 - Beato Nunzio Sulprizio ( Letture di oggi)

Marcos 3


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.1 Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.2 Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio».3 Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante».
4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.4 Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero ellos callaron.
5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». El la extendió y quedó restablecida su mano.5 Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.
6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.6 Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
7 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,7 Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.8 Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.
9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.9 Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.10 Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios».11 Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».
12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.12 Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
13 Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.13 Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,
14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar14 y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar
15 con poder de expulsar los demonios.15 con el poder de expulsar a los demonios.
16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;16 Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro;
17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;17 Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;
18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo18 luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo,
19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.19 y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer.20 Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer.
21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí».21 Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».
22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios».22 Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios».
23 El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?23 Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?
24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir.24 Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir,
25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir.25 Y una familia dividida tampoco puede subsistir.
26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin.26 Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llega a su fin.
27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.27 Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.28 Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno».29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre».
30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».30 Jesús dijo esto porque ellos decían: «Está poseído por un espíritu impuro».
31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar.31 Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».32 La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera».
33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»33 El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos.34 Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».35 Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».