Scrutatio

Giovedi, 28 marzo 2024 - San Castore di Tarso ( Letture di oggi)

2 Macabeos 11


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1Muy poco tiempo después, Lisias, tutor y pariente del rey, que estaba al frente de los negocios, muy contrariado por lo sucedido,2reunió unos 80.000 hombres con toda la caballería, y se puso en marcha contra los judíos, con la intención de hacer de la ciudad una población de griegos,3convertir el Templo en fuente de recursos, como los demás recintos sagrados de los gentiles, y poner cada año en venta la dignidad del sumo sacerdocio.4No tenía en cuenta en absoluto el poder de Dios, engreído como estaba con sus miríadas de infantes, sus millares de jinetes y sus ochenta elefantes.5Entró en Judea, se acercó a Bet Sur, plaza fuerte que dista de Jerusalén unas cinco esjenas, y la cercó estrechamente.6En cuanto los hombres de Macabeo supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lágrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel.7Macabeo en persona tomó el primero las armas y exhortó a los demás a que juntamente con él afrontaran el peligro y auxiliaran a sus hermanos. Ellos se lanzaron juntos con entusiasmo.8Cuando estaban cerca de Jerusalén, apareció poniéndose al frente de ellos, un jinete vestido de blanco, blandiendo armas de oro.9Todos a una bendijeron entonces a Dios misericordioso y y sintieron enardecerse sus ánimos, dispuestos a atravesar no sólo a hombres, sino aun a las fieras más salvajes murallas de hierro.10Avanzaban equipados, con el aliado enviado del Cielo, porque el Señor se había compadecido de ellos.11Se lanzaron como leones sobre los enemigos, abatieron 11.000 infantes y 1.600 jinetes, y obligaron a huir a todos los demás.12La mayoría de éstos escaparon heridos y desarmados; el mismo Lisias se salvó huyendo vergonzosamente.13Pero Lisias no era hombre sin juicio. Reflexionando sobre la derrota que acababa de sufrir, y comprendiendo que los hebreos eran invencibles porque el Dios poderoso luchaba con ellos,14les propuso por una embajada la reconciliación bajo toda clase de condiciones justas; y que además obligaría al rey a hacerse amigo de ellos.15Macabeo asintió a todo lo que Lisias proponía, preocupado por el interés público; pues el rey concedió cuanto Macabeo había pedido por escrito a Lisias acerca de los judíos.16La carta escrita por Lisias a los judíos decía lo siguiente: «Lisias saluda a la población de los judíos.17Juan y Absalón, vuestros enviados, al entregarme el documento copiado a continuación, me han rogado una respuesta sobre lo que en el mismo se significaba.18He dado cuenta al rey de todo lo que debía exponérsele; lo que era de mi competencia lo he concedido.19Por consiguiente, si mantenéis vuestra buena disposición hacia el Estado, también yo procuraré en adelante colaborar en vuestro favor.20En cuanto a los detalles, tengo dada orden a vuestros enviados y a los míos de que los discutan con vosotros.21Seguid bien. Año 148, el veinticuatro de Dióscoro».22La carta del rey decía lo siguiente: «El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias.23Habiendo pasado nuestro padre donde los dioses, deseamos que los súbditos del reino vivan sin inquietudes para entregarse a sus propias ocupaciones.24Teniendo oído que los judíos no están de acuerdo en adoptar las costumbres griegas, como era voluntad de mi padre, sino que prefieren seguir sus propias costumbres, y ruegan que se les permita acomodarse a sus leyes,25deseosos, por tanto, de que esta nación esté tranquila, decidimios que se les restituya el Templo y que puedan vivir según las costumbres de sus antepasados.26Bien harás, por tanto, en enviarles emisarios que les den la mano, para que al saber nuestra determinación, se sientan confiados y se dediquen con agrado a sus propias ocupaciones».27La carta del rey a la nación era como sigue: «El rey Antíoco saluda al Senado de los judíos y a los demás judíos.28Sería nuestro deseo que os encontrarais bien; también nosotros gozamos de salud.29Menelao nos ha manifestado vuestro deseo de volver a vuestros hogares.30A los que vuelvan antes del treinta del mes de Xántico se les ofrece la mano y libertad31para que los judíos se sirvan de sus propios alimentos y leyes como antes, y ninguno de ellos sea molestado en modo alguno a causa de faltas cometidas por ignorancia.32He enviado a Menelao para que os anime.33Seguid bien. Año 148, día quince de Xántico».34También los romanos les enviaron una carta con el siguiente contenido: «Quinto Memmio, Tito Manilio, Manio Sergio, legados de los romanos, saludan al pueblo de los judíos.35Nosotros damos nuestro consentimiento a lo que Lisias, pariente del rey, os ha concedido.36Pero en relación con lo que él decidió presentar al rey, mandadnos algún emisario en cuanto lo hayáis examinado, para que lo expongamos en la forma que os conviene, ya que nos dirigimos a Antioquía,37Daos prisa, por tanto; enviadnos a algunos, para que también nosotros conozcamos cuál es vuestra opinión.38Seguid en buena salud. Año 148, día quince de Dióscoro».