Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

2 Macabeos 12


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1Una vez terminados estos tratados, Lisias se volvió junto al rey, mientras los judíos se entregaban a las labores del campo.2Pero algunos de los estrategas en plaza, Timoteo y Apolonio, hijo de Genneo, y también Jerónimo y Demofón, además de Nicanor, el Chipriarca, no les dejaban vivir en paz ni disfrutar de sosiego.3Los habitantes de Joppe, por su parte, perpetraron la enorme impiedad que sigue: invitaron a los judíos que vivían con ellos, a subir con mujeres y niños a las embarcaciones que habían preparado, como si no guardaran contra ellos ninguna enemistad.4Conforme a la común decisión de la ciudad, aceptaron los judíos, por mostrar sus deseos de vivir en paz y que no tenían el menor recelo; pero, cuando se hallaban en alta mar, los echaron al fondo, en número no inferior a doscientos.5Cuando Judas se enteró de la crueldad cometida con sus compatriotas, se lo anunció a sus hombres;6y después de invocar a Dios, el justo juez, se puso en camino contra los asesinos de sus hermanos, incendió por la noche el puerto, quemó las embarcaciones y pasó a cuchillo a los que se habían refugiado allí.7Al encontrar cerrada la plaza, se retiró con la intención de volver de nuevo y exterminar por completo a la población de Joppe.8Enterado de que también los de Yamnia querían actuar de la misma forma con los judíos que allí habitaban,9atacó también de noche a los yamnitas e incendió el puerto y la flota, de modo que el resplandor de las llamas se veía hasta en Jerusalén y eso que había 240 estadios de distancia.10Marchando contra Timoteo, se alejaron de allí nueve estadios, cuando le atacaron no menos de 5.000 árabes y quinientos jinetes.11En la recia batalla trabada, las tropas de Judas lograron la victoria, gracias al auxilio recibido de Dios; los nómadas, vencidos, pidieron a Judas que les diera la mano, prometiendo entregarle ganado y serle útiles en adelante.12Judas, dándose cuenta de que verdaderamente en muchos casos podían ser de utilidad, consintió en hacer las paces con ellos; estrechada la mano se retiraron a las tiendas.13Judas atacó también a cierta ciudad fortificada con terraplenes, rodeada de murallas, y habitada por una población mixta de varias naciones, por nombre Caspín.14Los sitiados, confiados en la solidez de las murallas y en la provisión de víveres, trataban groseramente con insultos a los hombres de Judas, profiriendo además blasfemias y palabras sacrílegas.15Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó en tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla.16Una vez dueños de la ciudad por la voluntad de Dios, hicieron una indescriptible carnicería hasta el punto de que el lago vecino, con su anchura de dos estadios, parecía lleno con la sangre que le había llegado.17Se alejaron de allí 750 estadios y llegaron a Járaca, donde los judíos llamados tubios.18Pero no encontraron en aquellos lugares a Timoteo, que al no lograr nada se había ido de allí, dejando con todo en determinado lugar una fortísima guarnición.19Dositeo y Sosípatro, capitanes de Macabeo, en una incursión mataron a los hombres que Timoteo había dejado en la fortaleza, más de 10.000.20Macabeo distribuyó su ejército en cohortes, puso a aquellos dos a su cabeza y se lanzó contra Timoteo que tenía consigo 20.000 infantes y 2.500 jinetes.21Al enterarse Timoteo de la llegada de Judas, mandó por delante las mujeres, los niños y el resto de la impedimenta al sitio llamado Carnión; pues era un lugar inexpugnable y de acceso difícil, por la angostura de todos sus pasos.22En cuanto apareció, la primera, la cohorte de Judas, se apoderó de los enemigos el miedo y el temor al manifestarse ente ellos Aquél que todo lo ve, y se dieron a la fuga cada cual por su lado, de modo que muchas veces eran heridos por sus propios compañeros y atravesados por las puntas de sus espadas.23Judas seguía tenazmente en su persecución, acuchillando a aquellos criminales; llegó a matar hasta 30.000 hombres.24El mismo Timoteo cayó en manos de los hombres de Dositeo y Sosípatro; les instaba con mucha palabrería que le dejaran ir salvo, pues alegaba tener en su poder a parientes entre los cuales había hermanos de muchos de ellos, de cuya vida nadie se cuidaría.25Cuando él garantizó, después de muchas palabras, la determinación de restituirlos sanos y salvos, le dejaron libre con ánimo de liberar a sus hermanos.26Habiéndose dirigido al Carnión y al Atargateion, Judas dio muerte a 25.000 hombres.27Después de haber derrotado (y destruido) a estos enemigos, dirigió una expedición contra la ciudad fuerte de Efrón, donde habitaba Lisanias, con una multitud de toda estirpe. Jóvenes vigorosos, apostados ante las murallas, combatían con valor; en el interior había muchas reservas de máquinas de guerra y proyectiles.28Después de haber invocado al Señor que aplasta con energía las fuerzas de los enemigos, los judíos se apoderaron de la ciudad y abatieron por tierra a unos 25.000 de los que estaban dentro.29Partiendo de allí se lanzaron contra Escitópolis, ciudad que dista de Jerusalén sesenta estadios.30Pero como los judíos allí establecidos atestiguaron que los habitantes de la ciudad habían sido benévolos con ellos y les habían dado buena acogida en los tiempos de desgracia,31Judas y los suyos se lo agradecieron y les exhortaron a que también en lo sucesivo se mostraran bien dispuestos con su raza. Llegaron a Jerusalén en la proximidad de la fiesta de las Semanas.32Después de la fiesta llamada de Pentecostés, se lanzaron contra Gorgias, el estratega de Idumea.33Salió éste con 3.000 infantes y cuatrocientos jinetes,34y sucedió que cayeron algunos de los judíos que les habían presentado batalla.35Un tal Dositeo, jinete valiente, del cuerpo de los tubios, se apoderó de Gorgias, y agarrándole por la clámide, le arrastraba por la fuerza con el deseo de capturar vivo a aquel maldito; pero un jinete tracio se echó sobre Dositeo, le cortó el hombro, y Gorgias huyó hacia Marisá.36Ante la fatiga de los hombres de Esdrías que llevaban mucho tiempo luchando, Judas suplicó al Señor que se mostrase su aliado y su guía en el combate.37Entonó entonces en su lengua patria el grito de guerra y algunos himnos, irrumpió de improviso sobre las tropas de Gorgias y las derrotó.38Judas, después de reorganizar el ejército, se dirigió hacia la ciudad de Odolam. Al llegar el día séptimo, se purificaron según la costumbre y celebraron allí el sábado.39Al día siguiente, fueron en busca de Judas (cuando se hacía ya necesario), para recoger los cadáveres de los que habían caído y depositarlos con sus parientes en los sepulcros de sus padres.40Entonces encontraron bajo las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, que la Ley prohíbe a los judíos. Fue entonces evidente para todos por qué motivo habían sucumbido aquellos hombres.41Bendijeron, pues, todos las obras del Señor, juez justo, que manifiesta las cosas ocultas,42y pasaron a la súplica, rogando que quedara completamente borrado el pecado cometido. El valeroso Judas recomendó a la multitud que se mantuvieran limpios de pecado, a la vista de lo sucedido por el pecado de los que habían sucumbido.43Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000 dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección.44Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos;45mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.46Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado.