Scrutatio

Mercoledi, 24 aprile 2024 - San Fedele da Sigmaringen ( Letture di oggi)

2 Corintios 5


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1Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.2Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste,3si es que nos encontramos vestidos, y no desnudos.4¡Sí!, los que estamos en esta tienda gemimos abrumados. No es que queramos ser devestidos, sino más bien sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.5Y el que nos ha destinado a eso es Dios, el cual nos ha dado en arras el Espíritu.6Así pues, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor,7pues caminamos en la fe y no en la visión...8Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.9Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por agradarle.10Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.11Por tanto, conociendo el temor del Señor, tratamos de persuadir a los hombres, pues ante Dios estamos al descubierto, como espero que ante vuestras conciencias también estemos al descubierto.12No volvemos a recomendarnos ante vosotros; solamente queremos daros ocasión para gloriaros de nosotros y así tengáis cómo responder a los que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón.13En efecto, si hemos perdido el juicio, ha sido por Dios; y si somos sensatos, lo es por vosotros.14Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron.15Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.16Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así.17Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.18Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.19Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación.20Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!21A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en él.