Scrutatio

Mercoledi, 24 aprile 2024 - San Fedele da Sigmaringen ( Letture di oggi)

Eclesiastés/Qohelet 8


font

1¿Quién como el sabio? ¿Quién otro sabe explicar una cosa? La sabiduría del hombre hace brillar su rostro, y sus facciones severas transfigura.
2Aténte al dictado del rey, y por causa del juramento divino
3no te apresures a irte de su presencia; no te mezcles en conspiración, pues todo cuanto le plazca puede hacerlo,
4ya que la palabra regia es soberana, y ¿quién va a decirle: Qué haces?
5Quien se atiene al mandamiento, no sabe de conspiraciones. Y el corazón del sabio sabe el cuándo y el cómo.
6Porque todo asunto tiene su cuándo y su cómo. Pues es grande el peligro que acecha al hombre,
7ya que éste ignora lo que está por venir, pues lo que está por venir, ¿quién va a anunciárselo?
8No es el hombre señor del viento para domeñar al viento. Tampoco hay señorío sobre el día de la muerte, ni hay evasión en la agonía, ni libra la maldad a sus autores.
9Todo esto tengo visto al aplicar mi corazón a cuanto pasa bajo el sol, cuando el hombre domina en el hombre para causarle el mal.
10Por ejemplo, he visto a gente mala llevada a la tumba. Partieron del Lugar Santo, y se dio al olvido en la ciudad que hubiesen obrado de aquel modo. ¡Otro absurdo!:
11que no se ejecute en seguida la sentencia de la conducta del malo, con lo que el corazón de los humanos se llena de ganas de hacer el mal;
12que el pecador haga el mal veces ciento, y se le den largas. Pues yo tenía entendido que les va bien a los temerosos de Dios, a aquellos que ante su rostro temen,
13y que no le va bien al malvado, ni alargará sus días como sombra el que no teme ante el rostro de Dios.
14Pues bien, un absurdo se da en la tierra: Hay justos a quienes les sucede cual corresponde a las obras de los malos, y malos a quienes sucede cual corresponde a las obras de los buenos. Digo que este es otro absurdo.
15Y yo por mí alabo la alegría, ya que otra coasa buena no existe para el hombre bajo el sol, si no es comer, beber y divertirse; y eso es lo que le acompaña en sus fatigas en los días de vida que Dios le hubiera dado bajo el sol.
16Cuanto más apliqué mi corazón a estudiar la sabiduría y a contemplar el ajetreo que se da sobre la tierra - pues ni de día ni de noche concilian los ojos el sueño -
17fui viendo que el ser humano no puede descubrir todas las obras de Dios, las obras que se realizan bajo el sol. Por más que se afane el hombre en buscar, nada descubre, y el mismo sabio, aunque diga saberlo, no es capaz de descubrirlo.