Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Eclesiastés/Qohelet 5


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 No te precipites a hablar, ni tu corazón se apresure a pronunciar una palabra ante Dios. Pues Dios está en el cielo, pero tú en la tierra: sean por tanto pocas tus palabras.
1 No te apures a abrir la boca y que tu corazón no se apresure a proferir una palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo, y tú, sobre la tierra: sé parco en tus palabras,
2 Porque, los sueños vienen de las muchas tareas. la voz necia, de las muchas palabras.
2 ya que los sueños vienen de las muchas ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.
3 Si haces voto a Dios, no tardes en cumplirlo; pues no le agradan los necios. El voto que has hecho, cúmplelo.
3 Si haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a él no le agradan los necios: el voto que hayas hecho, cúmplelo.
4 Es mejor no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos.
4 Más te vale no hacer un voto que hacerlo y no cumplirlo.
5 No permitas que tu boca haga de ti un pecador, y luego digas ante el Mensajero que fue inadvertencia. ¿Por qué deberá Dios irritarse por tu palabra y destruir la obra de tus manos?
5 No dejes que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios: «Ha sido por inadvertencia». ¿Por qué Dios tendrá que irritarse contra tu palabra y arruinar la obra de tus manos?
6 Cuantos los sueños, tantas las vanidades y las muchas palabras. Pero tú teme a Dios.
6 Porque en los muchos sueños abundan las ilusiones y el palabrerío. Tú, simplemente, teme a Dios.
7 Si en la región ves la opresión del pobre y la violación del derecho y de la justicia, no te asombres por eso. Se te dirá que una dignidad vigila sobre otra dignidad, y otra más dignas sobre ambas.
7 Si ves que en la provincia se oprime al pobre y se violan el derecho y la justicia, no te sorprendas por eso. Porque un grande tiene un superior que lo vigila, y hay otros grandes por encima de ellos.
8 Se invocará el interés común y el servicio del rey.
8 De todas maneras, lo que más aprovecha a un país es un rey con campos bien cultivados.
9 Quien ama el dinero, no se harta de él, y para quien ama riquezas, no bastas ganancias. También esto es vanidad.
9 El que ama el dinero no se sacia jamás, y al que ama la opulencia no le bastan sus ganancias. También esto es vanidad.
10 A muchos bienes, muchos que los devoren; y ¿de qué más sirven a su dueño que de espectáculo para sus ojos?
10 Donde abundan las provisiones son muchos los que las devoran. ¿Y qué beneficio reportan a su dueño, fuera de poder mirarlas con sus propios ojos?
11 Dulce el sueño del obrero, coma poco o coma mucho; pero al rico la hartura no le deja dormir.
11 Dulce es el sueño del trabajador, sea que coma poco o mucho; al rico, en cambio, el estómago lleno no lo deja dormir.
12 Hay un grave mal que yo he visto bajo el sol: riqueza guardada para su dueño, y que solo sirve para su mal,
12 Hay un mal muy penoso que yo he visto bajo el sol: es la riqueza guardada por su dueño para su propia desgracia.
13 pues las riquezas perecen en un mal negocio, y cuando engendra un hijo, nada queda ya en su mano.
13 Esta riqueza se pierde en un mal negocio, y el hijo que él engendró se queda sin nada.
14 Como salió del vientre de su madre, desnudo volverá, como ha venido; y nada podrá sacar de sus fatigas que pueda llevar en la mano.
14 El salió desnudo del vientre de su madre, y así volverá, como había venido; de su esfuerzo no saca nada que pueda llevárselo consigo,
15 También esto es grave mal: que tal como vino, se vaya; y ¿de qué le vale el fatigarse para el viento?
15 Este es ciertamente un mal muy penoso: se fue exactamente como había venido, ¿y de qué le aprovechó esforzarse por nada?
16 Todos los días pasa en oscuridad, pena, fastidio, enfermedad y rabia.
16 Además, todos sus días comió oscuramente, con mucho dolor, malestar e irritación.
17 Esto he experimentado: lo mejor para el hombre es comer, beber y disfrutar en todos sus fatigosos afanes bajo el sol, en los contados días de la vida que Dios le da; porque esta es su paga.
17 Yo he comprobado esto: lo más conveniente es comer y beber y encontrar la felicidad en el esfuerzo que uno realiza bajo el sol, durante los contados días de vida que Dios le concede a cada uno: porque esta es la parte reservada a los hombres.
18 Y además: cuando a cualquier hombre Dios da riquezas y tesoros, le deja disfrutar de ellos, tomar su paga y holgarse en medio de sus fatigas, esto es un don de Dios.
18 Además, si Dios ha dado a un hombre riquezas y posesiones, y le permite disfrutar de ellas, tomar la parte que le toca y alegrarse de su trabajo, ¡eso es un don de Dios!
19 Porque así no recuerda mucho los días de su vida, mientras Dios le llena de alegría el corazón.
19 No, él no piensa demasiado en la brevedad de la vida, cuando Dios lo tiene ocupado con pensamientos alegres.