Scrutatio

Mercoledi, 24 aprile 2024 - San Fedele da Sigmaringen ( Letture di oggi)

Ester 5


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1Al tercer día (*Ester 5:1-a) y una vez acabada su oración, se despojó de sus vestidos de orante y se revistió de reina. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que vela sobre todos y los salva, y tomando a dos siervas, se apoyó blandamente en una de ellas, mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido. (*Ester 5:1-b) Iba ella resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de una enamorada, aunque su corazón estaba oprimido por la angustia. (*Ester 5:1-c) Franqueando todas las puertas, llegó hasta la presencia del rey; estaba el rey sentado en el trono real, revestido de las vestiduras de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto verdaderamente impresionante. (*Ester 5:1-d) Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía. (*Ester 5:1-e) Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura, angustiado se precipitó del trono y la tomó en sus brazos y en tanto ella se recobraba, le dirigía dulces palabras, (*Ester 5:1-f) diciendo: «¿Qué ocurre, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza. No morirás, pues mi mandato alcanza sólo al común de las gentes. Acércate».2Y tomando el rey el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, y la besó, diciendo: «Háblame». (*Ester 5:2-a) Ella respondió: «Te he visto, señor, como a un ángel de Dios y mi corazón se turbó ante el temor de tu gloria. Porque eres admirable, señor, y tu rostro está lleno de dignidad». (*Ester 5:2-b) Y en diciendo esto, se desmayó de nuevo. El rey se turbó,, y todos sus cortesanos se esforzaron por reanimarla.3El rey le preguntó: «¿Qué sucede, reina Ester? ¿Qué deseas? Incluso la mitad del reino te será dada».4Respondió Ester: «Si al rey le place, venga hoy el rey, con Amán, al banquete que le tengo preparado».5Respondió el rey: «Avisad inmediatamente a Amán para que se cumpla el deseo de Ester». El rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester,6y durante el banquete, dijo el rey a Ester: «¿Qué quieres pedir?, pues se te dará. ¿Qué deseas? Hasta la mitad del reino te será concedida».7Ester respondió: «¿Mi petición y mi deseo?8Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si al rey le place escuchar mi petición y cumplir mi deseo, que vengan mañana el rey y Amán al banquete que he preparado para ellos. Y haré entonces lo que el rey me pide».9Salió aquel día Amán contento y con alegre corazón; pero al ver a Mardoqueo en la Puerta Real, que no se levantaba, ni siquiera se movía ante él, se llenó Amán de ira contra Mardoqueo,10pero se dominó, y yéndose a su casa, mandó venir a sus amigos y a su mujer Zeres,11y les habló de su gloria y sus riquezas, de sus muchos hijos y de cómo el rey le había encumbrado, elevándole por encima de los jefes y servidores del rey.12Y añadió: «Más aún; la reina Ester me ha invitado a mí sólo, junto con el rey, a un banquete que ha preparado; también para mañana estoy invitado por ella, junto con el rey.13Pero todo esto nada significa para mí, mientras vea que el judío Mardoqueo, sigue sentado a la Puerta Real».14Su mujer Zeres y todos sus amigos le respondieron: «Manda preparar una horca de cincuenta codos de altura y mañana por la mañana pides al rey que cuelguen de ella a Mardoqueo; así podrás ir satisfecho al banquete con el rey». Agradó el consejo a Amán y mandó preparar la horca.