Scrutatio

Venerdi, 26 aprile 2024 - San Marcellino ( Letture di oggi)

Judit 7


font

1Al día siguiente ordenó Holofernes a todo su ejército y a todos los pueblos que iban como tropas auxiliares mover el campo contra Betulia, ocupar los accesos de la montaña y comenzar las hostilidades contra los israelitas.2El mismo día levantaron el campo todos los hombres de su ejército; el número de sus guerreros era de 120.000 infantes y 12.000 jinetes, sin contar los encargados del bagaje y la gran cantidad de hombres que iban a pie con ellos.3Acamparon en el valle que hay cerca de Betulia, junto a la fuente, y se desplegaron en profundidad desde Dotán hasta Belbáin, y en longitud desde Betulia hasta Kiamón, que está frente a Esdrelón.4Cuando los israelitas vieron su muchedumbre, quedaron sobrecogidos y se dijeron unos a otros: «Estos ahora van a arrasar toda la tierra y ni los montes más altos ni los barrancos ni las colinas podrán soportar su peso».5Tomó cada cual su equipo de guerra, encendieron hogueras en las torres y permanecieron sobre las armas toda aquella noche.6Al segundo día, Holofernes hizo desfilar toda su caballería ante los israelitas que había en Betulia.7Inspeccionó todas las subidas de la ciudad, reconoció las fuentes y las ocupó, dejando en ellas guarniciones de soldados; y él se volvió donde su ejército.8Se acercaron entonces a él los príncipes de los hijos de Esaú, todos los jefes de los moabitas y los generales del litoral, y le dijeron:9«Que nuestro señor escuche una palabra y no habrá ni un solo herido en tu ejército.10Este pueblo de los israelitas no confía tanto en sus lanzas como en las alturas de los montes en que habitan. De hecho no es fácil escalar la cumbre de estos montes.11«Por eso, señor, no pelees contra ellos en el orden de batalla acostumbrado, para que no caiga ni un solo hombre de los tuyos.12Quédate en el campamento y conserva todos los hombres de tu ejército. Que tus siervos se apoderen de la fuente que brota en la falda de la montaña,13porque de ella se abastecen todos los habitantes de Betulia. La sed los destruirá y tendrán que entregarte la ciudad. Nosotros y nuestro pueblo ocuparemos las alturas de los montes cercanos y acamparemos en ellas, vigilando para que no salga de la ciudad ni un solo hombre.14Ellos, sus mujeres y sus hijos, serán consumidos por el hambre y, aun antes de que la espada les alcance, caerán tendidos por las plazas de su ciudad.15Entonces les impondrás un duro castigo por haberse rebelado y no haber salido a tu encuentro en son de paz».16Parecieron bien estos consejos a Holofernes y a todos sus oficiales, y ordenó que se ejecutara lo que proponían.17Se puso en marcha el ejército moabita, reforzado por 5.000 asirios, acamparon en el valle y se apoderaron de los depósitos de agua y de las fuentes de los israelitas.18Los edomitas y ammonitas, por su parte, acamparon en el monte, frente a Dotán, y enviaron destacamentos hacia el sur y el este, frente a Egrebel, que está al lado de Jus, sobre el torrente Mojmur. El resto del ejército asirio quedó acampado en la llanura y cubría toda la superficie del suelo. Sus tiendas y bagajes formaban un campamento inmenso, porque eran una enorme muchedumbre.19Clamaron los israelitas al Señor su Dios, pues su ánimo empezaba a flaquear, viendo que el enemigo les había cercado y cortado toda retirada.2034 días estuvieron cercados por todo el ejército asirio, infantes, carros y jinetes. A todos las habitantes de Betulia se les acabaron las reservas de agua;21las cisternas se agotaron; ni un solo día podían beber a satisfacción, porque se les daba el agua racionada.22Los niños aparecían abatidos, las mujeres y los adolescentes desfallecían de sed y caían en las plazas y a las salidas de las puertas de la ciudad, faltos de fuerzas.23Todo el pueblo, los adolescentes, las mujeres y los niños, se reunieron en torno a Ozías y a los jefes de la ciudad y clamaron a grandes voces, diciendo delante de los ancianos:24«Juzgue Dios entre nosotros y vosotros, pues habéis cometido una gran injusticia contra nosotros, por no haber hecho tentativas de paz con los asirios.25Y ahora no hay nadie que pueda valernos. Dios nos ha vendido en sus manos, para sucumbir ante ellos de sed y destrucción total.26Llamadles ahora mismo y entregad toda la ciudad al saqueo de la gente de Holofernes y de todo su ejército.27Mejor nos es convertirnos en botín suyo. Seremos sus esclavos, pero salvaremos la vida y no tendremos que ver cómo, a nuestros ojos, se mueren nuestros niños y expiran nuestras mujeres y nuestros hijos.28Os conjuramos por el cielo y por la tierra, y por nuestro Dios, Señor de nuestros padres, que nos ha castigado por nuestros pecados, y por los pecados de nuestros padres, que cumpláis ahora mismo nuestros deseos».29Y toda la asamblea, a una, prorrumpió en gran llanto y clamaron, a grandes voces, al Señor Dios.30Ozías les dijo: «Tened confianza, hermanos; resistamos aún cinco días, y en este tiempo el Señor Dios nuestro volverá su compasión hacia nosotros, porque no nos ha de abandonar por siempre.31Pero si pasan estos días sin recibir ayuda cumpliré vuestros deseos».32Y despidió a la gente, cada cual a su puesto. Los hombres fueron a las murallas y torres de la ciudad, y a las mujeres y niños los enviaron a casa. Había en la ciudad un gran abatimiento.