Scrutatio

Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

Judit 7


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Al día siguiente ordenó Holofernes a todo su ejército y a todos los pueblos que iban como tropas auxiliares mover el campo contra Betulia, ocupar los accesos de la montaña y comenzar las hostilidades contra los israelitas.1 Al día siguiente, Holofernes ordenó a todo su ejército y a toda la tropa de auxiliares que se habían unido a él, que emprendieran la marcha hacia Betulia, que ocuparan los desfiladeros de la montaña y atacaran a los israelitas.
2 El mismo día levantaron el campo todos los hombres de su ejército; el número de sus guerreros era de 120.000 infantes y 12.000 jinetes, sin contar los encargados del bagaje y la gran cantidad de hombres que iban a pie con ellos.2 Y aquel mismo día, todos sus guerreros levantaron el campamento. Su ejército se componía de ciento setenta mil soldados de infantería, y de doce mil jinetes, sin contar los encargados del equipaje, y los hombres de a pie que los acompañaban: era una inmensa multitud.
3 Acamparon en el valle que hay cerca de Betulia, junto a la fuente, y se desplegaron en profundidad desde Dotán hasta Belbáin, y en longitud desde Betulia hasta Kiamón, que está frente a Esdrelón.3 Acamparon en el valle cercano a Betulia, junto a la fuente, y se desplegaron a lo ancho, desde Dotaim hasta Belbaim, y a lo largo, desde Betulia hasta Ciamón, que está frente a Esdrelón.
4 Cuando los israelitas vieron su muchedumbre, quedaron sobrecogidos y se dijeron unos a otros: «Estos ahora van a arrasar toda la tierra y ni los montes más altos ni los barrancos ni las colinas podrán soportar su peso».4 Al ver aquella multitud, los israelitas quedaron despavoridos y se decían unos a otros: «Estos van a arrasar ahora toda la superficie de la tierra; ni las más altas montañas, ni los barrancos, ni las colinas podrán soportar su peso».
5 Tomó cada cual su equipo de guerra, encendieron hogueras en las torres y permanecieron sobre las armas toda aquella noche.5 Entonces cada uno empuñó sus armas de guerra y montaron guardia toda aquella noche, encendiendo fogatas sobre las torres.
6 Al segundo día, Holofernes hizo desfilar toda su caballería ante los israelitas que había en Betulia.6 Al segundo día, Holofernes exhibió toda su caballería delante de los israelitas que estaban en Betulia;
7 Inspeccionó todas las subidas de la ciudad, reconoció las fuentes y las ocupó, dejando en ellas guarniciones de soldados; y él se volvió donde su ejército.7 luego examinó los accesos de la ciudad; inspeccionó los manantiales y se apoderó de ellos, colocando allí puestos de guardia. Después volvió a reunirse con sus tropas.
8 Se acercaron entonces a él los príncipes de los hijos de Esaú, todos los jefes de los moabitas y los generales del litoral, y le dijeron:8 Vinieron entonces a su encuentro los príncipes de los hijos de Esaú, todos los jefes del pueblo de Moab y los oficiales del litoral, y le dijeron:
9 «Que nuestro señor escuche una palabra y no habrá ni un solo herido en tu ejército.9 «Si nuestro señor se digna escuchar un consejo, no habrá bajas en su ejército.
10 Este pueblo de los israelitas no confía tanto en sus lanzas como en las alturas de los montes en que habitan. De hecho no es fácil escalar la cumbre de estos montes.10 Este pueblo de los israelitas no confía en sus lanzas, sino en las alturas de las montañas donde habitan, porque no es fácil escalar las cimas de sus montañas.
11 «Por eso, señor, no pelees contra ellos en el orden de batalla acostumbrado, para que no caiga ni un solo hombre de los tuyos.11 Por eso, señor, no entres en combate con ellos y no caerá ni uno solo de tu pueblo.
12 Quédate en el campamento y conserva todos los hombres de tu ejército. Que tus siervos se apoderen de la fuente que brota en la falda de la montaña,12 Quédate en tu campamento y reserva a todos los hombres de tu ejército; basta con que tus servidores se apoderen de la fuente que brota al pie de la montaña,
13 porque de ella se abastecen todos los habitantes de Betulia. La sed los destruirá y tendrán que entregarte la ciudad. Nosotros y nuestro pueblo ocuparemos las alturas de los montes cercanos y acamparemos en ellas, vigilando para que no salga de la ciudad ni un solo hombre.13 porque de ella sacan el agua todos los habitantes de Betulia; así, devorador por la sed, tendrán que entregar la ciudad. Mientras tanto, nosotros y nuestra gente escalaremos las cimas de las montañas vecinas y acamparemos allí, para impedir que alguien salga de la ciudad.
14 Ellos, sus mujeres y sus hijos, serán consumidos por el hambre y, aun antes de que la espada les alcance, caerán tendidos por las plazas de su ciudad.14 El hambre los consumirá a ellos, a sus mujeres y a sus niños, y antes que los alcance la espada caerán tendidos en las calles de la ciudad.
15 Entonces les impondrás un duro castigo por haberse rebelado y no haber salido a tu encuentro en son de paz».15 Así les harás pagar bien caro su rebeldía y el haberse rehusado a salir pacíficamente a tu encuentro».
16 Parecieron bien estos consejos a Holofernes y a todos sus oficiales, y ordenó que se ejecutara lo que proponían.16 La propuesta satisfizo a Holofernes y a todos sus oficiales, y él decidió proceder de esa manera.
17 Se puso en marcha el ejército moabita, reforzado por 5.000 asirios, acamparon en el valle y se apoderaron de los depósitos de agua y de las fuentes de los israelitas.17 Un destacamento de amonitas partió acompañado de cinco mil asirios. Ellos acamparon en el valle, y se apoderaron de los depósitos de agua y de los manantiales de los israelitas.
18 Los edomitas y ammonitas, por su parte, acamparon en el monte, frente a Dotán, y enviaron destacamentos hacia el sur y el este, frente a Egrebel, que está al lado de Jus, sobre el torrente Mojmur. El resto del ejército asirio quedó acampado en la llanura y cubría toda la superficie del suelo. Sus tiendas y bagajes formaban un campamento inmenso, porque eran una enorme muchedumbre.18 Entre tanto, los edomitas y los amonitas subieron para acampar en la colina situada frente a Dotaim y enviaron a algunos de ellos hacia el sur y hacia el este, frente a Egrebel, que está cerca de Cus, a orillas del torrente Mocmur. El resto del ejército asirio tomó posiciones en la llanura, cubriendo toda la superficie de la región. Sus tiendas de campaña y sus equipajes formaban un inmenso campamento, porque era una enorme multitud.
19 Clamaron los israelitas al Señor su Dios, pues su ánimo empezaba a flaquear, viendo que el enemigo les había cercado y cortado toda retirada.19 Al verse rodeados por todos sus enemigos, los israelitas invocaron al Señor, su Dios, porque se sentían anonadados y sin posibilidad de romper el cerco.
20 34 días estuvieron cercados por todo el ejército asirio, infantes, carros y jinetes. A todos las habitantes de Betulia se les acabaron las reservas de agua;20 Todo el ejército asirio –los soldados, los carros de guerra y los jinetes– mantuvieron el cerco durante treinta y cuatro días. A todos los habitantes de Betulia se les agotaron las reservas de agua
21 las cisternas se agotaron; ni un solo día podían beber a satisfacción, porque se les daba el agua racionada.21 y las cisternas comenzaron a secarse, de manera que nadie podía beber lo indispensable para cada día porque el agua se les distribuía racionada.
22 Los niños aparecían abatidos, las mujeres y los adolescentes desfallecían de sed y caían en las plazas y a las salidas de las puertas de la ciudad, faltos de fuerzas.22 Los niños languidecían, y las mujeres y los jóvenes desfallecían de sed y caían exhaustos en las plazas de la ciudad y en los umbrales de las puertas.
23 Todo el pueblo, los adolescentes, las mujeres y los niños, se reunieron en torno a Ozías y a los jefes de la ciudad y clamaron a grandes voces, diciendo delante de los ancianos:23 Todo el pueblo, los jóvenes, las mujeres y los niños se amotinaron contra Ozías y contra los jefes de la ciudad, y clamaban a gritos, diciendo a los ancianos:
24 «Juzgue Dios entre nosotros y vosotros, pues habéis cometido una gran injusticia contra nosotros, por no haber hecho tentativas de paz con los asirios.24 «Que Dios sea el juez entre nosotros y ustedes, por la gran injusticia que cometen contra nosotros al no entrar en negociaciones de paz con los asirios.
25 Y ahora no hay nadie que pueda valernos. Dios nos ha vendido en sus manos, para sucumbir ante ellos de sed y destrucción total.25 Ya no hay nadie que pueda auxiliarnos, porque Dios nos ha puesto en manos de esa gente para que desfallezcamos de sed ante sus ojos y seamos totalmente destruidos.
26 Llamadles ahora mismo y entregad toda la ciudad al saqueo de la gente de Holofernes y de todo su ejército.26 Llámenlos ahora mismo y entreguen la ciudad como botín a Holofernes y a todo su ejército,
27 Mejor nos es convertirnos en botín suyo. Seremos sus esclavos, pero salvaremos la vida y no tendremos que ver cómo, a nuestros ojos, se mueren nuestros niños y expiran nuestras mujeres y nuestros hijos.27 porque es preferible que seamos sus prisioneros: así seremos esclavos, pero salvaremos nuestra vida y no tendremos que contemplar con nuestros propios ojos la muerte de nuestros pequeños, y no veremos a nuestras mujeres y a nuestros hijos exhalar el último suspiro.
28 Os conjuramos por el cielo y por la tierra, y por nuestro Dios, Señor de nuestros padres, que nos ha castigado por nuestros pecados, y por los pecados de nuestros padres, que cumpláis ahora mismo nuestros deseos».28 Los conjuramos por el cielo y por la tierra, y también por nuestro Dios y Señor de nuestros padres, que nos castiga por nuestros pecados y por las transgresiones de nuestros antepasados; hagan hoy mismo lo que les decimos».
29 Y toda la asamblea, a una, prorrumpió en gran llanto y clamaron, a grandes voces, al Señor Dios.29 Y toda la asamblea prorrumpió en un amargo llanto, implorando a grandes voces al Señor Dios.
30 Ozías les dijo: «Tened confianza, hermanos; resistamos aún cinco días, y en este tiempo el Señor Dios nuestro volverá su compasión hacia nosotros, porque no nos ha de abandonar por siempre.30 Pero Ozías les dijo: «Animo, hermanos, resistamos cinco días más. En el transcurso de ellos, el Señor, nuestro Dios, volverá a tener misericordia de nosotros, porque no nos abandonará hasta el fin.
31 Pero si pasan estos días sin recibir ayuda cumpliré vuestros deseos».31 Si transcurridos estos días, no nos llega ningún auxilio, entonces obraré como ustedes dicen».
32 Y despidió a la gente, cada cual a su puesto. Los hombres fueron a las murallas y torres de la ciudad, y a las mujeres y niños los enviaron a casa. Había en la ciudad un gran abatimiento.32 Luego disolvió a la multitud para que cada uno regresara a su puesto: los hombres se dirigieron a los muros y a las torres de la ciudad, pero a las mujeres y a los niños los envió a sus casas. Mientras tanto, la ciudad quedó sumida en una profunda consternación.