Scrutatio

Giovedi, 25 aprile 2024 - San Marco ( Letture di oggi)

Números 35


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1Habló Yahveh a Moisés en las Estepas de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, y le dijo:2«Manda a los israelitas que cedan a los levitas, de la herencia que les pertenece, ciudades en las que puedan habitar y pastos de alrededor de las ciudades. Se las daréis a los levitas.3Esas ciudades serán su morada, y sus pastos serán para sus bestias, su ganado y todos sus animales.4Los pastos de las ciudades que cedáis a los levitas comprenderán mil codos alrededor de la ciudad, a contar desde las murallas.5Mediréis, fuera de la ciudad, 2000 codos a oriente, 2000 codos a mediodía, 2000 codos a occidente y 2000 codos al norte, teniendo la ciudad como centro. Estos serán los pastos de las ciudades.6Las ciudades que daréis a los levitas serán las seis de asilo, que cederéis para que se pueda refugiar en ellas el homicida, y además les daréis otras 42 ciudades.7El total de ciudades que daréis a los levitas será 48 ciudades, todas ellas con sus pastos.8Estas ciudades que cederéis de la propiedad de los israelitas, las tomaréis en mayor número del grande y en menor del pequeño; cada uno cederá ciudades a los levitas en proporción a la herencia que le haya tocado.»9Habló Yahveh a Moisés y le dijo:10«Habla a los israelitas y diles: Cuando paséis el Jordán hacia la tierra de Canaán,11encontraréis ciudades de las que haréis ciudades de asilo: en ellas se refugiará el homicida, el que ha herido a un hombre por inadvertencia.12Esas ciudades os servirán de asilo contra el vengador; no debe morir el homicida hasta que comparezca ante la comunidad para ser juzgado.13De las ciudades que les cedáis, seis ciudades serán de asilo:14tres ciudades les cederéis al otro lado del Jordán y tres ciudades en el país de Canaán; serán ciudades de asilo.15Las seis ciudades serán de asilo tanto para los israelitas como para el forastero y para el huésped que viven en medio de vosotros, para que se pueda refugiar en ellas todo aquel que haya matado a un hombre por inadvertencia.16Pero si le ha herido con un instrumento de hierro, y muere, es un homicida. El homicida debe morir.17Si le hiere con una piedra como para causar la muerte con ella, y muere, es homicida. El homicida debe morir.18Si le hiere con un instrumento de madera como para matarle, y muere, es un homicida. El homicida debe morir.19El mismo vengador de la sangre dará muerte al homicida: en cuanto le encuentre, lo matará.20Si el homicida lo ha matado por odio, o le ha lanzado algo con intención, y muere,21o si por enemistad le ha golpeado con las manos, y muere, el que le ha herido tiene que morir: es un homicida. El vengador de la sangre dará muerte al homicida en cuanto le encuentre.22Pero si lo derribó de casualidad y sin enemistad, o le lanzó cualquier objeto sin ninguna mala intención,23o le tiró, sin verle, una piedra capaz de matarle, y le causó la muerte, sin que fuera su enemigo ni buscara su daño,24la comunidad juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre según estas normas,25y salvará la comunidad al homicida de la mano del vengador de la sangre. Le hará volver la comunidad a la ciudad de asilo en la que se refugió y en ella vivirá hasta que muera el Sumo Sacerdote ungido con el óleo santo.26Pero si sale el homicida de los límites de la ciudad de asilo en que se ha refugiado,27y le encuentra el vengador de la sangre fuera del término de su ciudad de asilo, el vengador de la sangre podrá matar al homicida, sin ser responsable de su sangre,28porque aquél debía permanecer en la ciudad de asilo hasta la muerte del Sumo Sacerdote. Cuando muera el Sumo Sacerdote, el homicida podrá volver a la tierra de su propiedad.29Esto será norma de derecho para vosotros y para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis.30En cualquier caso de homicidio, se matará al homicida según la declaración de los testigos; pero un solo testigo no bastará para condenar a muerte a un hombre.31No aceptaréis rescate por la vida de un homicida reo de muerte, pues debe morir.32Tampoco aceptaréis rescate por el que se ha refugiado en la ciudad de asilo y quiere volver a habitar en su tierra antes que muera el Sumo Sacerdote.33No profanaréis la tierra en que estáis, porque aquella sangre profana la tierra, y la tierra no queda expiada de la sangre derramada más que con la sangre del que la derramó.34No harás impura la tierra en que habitáis, porque yo habito en medio de ella, pues yo, Yahveh, tengo mi morada entre los israelitas.