Scrutatio

Lunedi, 19 maggio 2025 - San Celestino V - Pietro di Morrone ( Letture di oggi)

Isaías 38


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1En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: «Así habla Yahveh: Haz testamento, porque muerto eres y no vivirás».2Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh.3Dijo: «¡Ah, Yahveh! Dígnate recordar que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto haciendo lo recto a tus ojos». Y Ezequías lloró con abundantes lágrimas.4Entonces le fue dirigida a Isaías la palabra de Yahveh, diciendo:5«Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días.6Te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, y ampararé a esta ciudad».7Isaías respondió: «Esta será para ti de parte de Yahveh, la señal de que Yahveh hará lo que ha dicho.8Mira, voy a hacer retroceder a la sombra diez gradas de las que ha descendido el sol por las gradas de Ajaz. Y desanduvo el sol diez gradas por las que había descendido.9Cántico de Ezequías, rey de Judá cuando estuvo enfermo y sanó de su mal:10Yo dije: A la mitad de mis días me voy; en las puertas del seol se me asigna un lugar para el resto de mis años.11Dije: No veré a Yahveh en la tierra de los vivos; no veré ya a ningún hombre de los que habitan el mundo.12Mi morada es arrancada, se me arrebata como tienda de pastor. Enrollo como tejedor mi vida, del hilo del tejido me cortaste. De la noche a la mañana acabas conmigo;13grité hasta la madrugada: Como león tritura todos mis huesos. De la noche a la mañana acabas conmigo.14Como grulla, como golondrina chirrío, zureo como paloma. Se consumen mis ojos de mirar hacia arriba. Yahveh, estoy oprimido, sal por mí.15¿Qué diré? ¿De qué le hablaré, cuando él mismo lo ha hecho? Caminaré todos mis años en la amargura de mi alma.16El Señor está con ellos, viven y todo lo que hay en ellos es vida de su espíritu. Tú me curarás, me darás la vida.17Entonces mi amargura se trocará en bienestar, pues tú preservaste mi alma de la fosa de la nada, porque te echaste a la espalda todos mis pecados.18Que el Seol no te alaba ni la Muerte te glorifica, ni los que bajan al pozo esperan en tu fidelidad.19El que vive, el que vive, ése te alaba, como yo ahora. El padre enseña a los hijos tu fidelidad.20Yahveh, sálvame, y mis canciones cantaremos todos los días de nuestra vida junto a la Casa de Yahveh.21Isaías dijo: «Traed una masa de higos, aplicadla sobre la úlcera y sanará».22Ezequías dijo: «¿Cuál será la señal de que subiré a la Casa de Yahveh?»