Scrutatio

Mercoledi, 22 maggio 2024 - Santa Rita da Cascia ( Letture di oggi)

1 Samuel 5


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Los filisteos, por su parte, tomaron el arca de Dios y la llevaron de Eben Haézer a Asdod.1 Los filisteos capturaron el Arca de Dios y la trasladaron de Eben Ezer a Asdod.
2 Tomaron los filisteos el arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la colocaron al lado de Dagón.2 Allí tomaron el Arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la expusieron al lado de Dagón.
3 A la mañana siguiente vinieron los asdodeos al templo de Dagón y he aquí que Dagón estaba caído de bruces en tierra, delante del arca de Yahveh. Levantaron a Dagón y le volvieron a su sitio.3 A la mañana siguiente, los asdoditas se levantaron bien temprano, y encontraron a Dagón caído en el suelo, boca abajo, ante el Arca del Señor. Lo recogieron y lo volvieron a poner en su sitio.
4 Pero a la mañana siguiente temprano, Dagón estaba caído de bruces en tierra, delante del arca de Yahveh y la cabeza de Dagón y sus dos manos estaban rotas en el umbral; sólo quedaba el tronco de Dagón.4 Pero a la mañana siguiente, cuando los asdoditas se levantaron, encontraron a Dagón caído en el suelo, boca abajo, ante el Arca del Señor. La cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos yacían cortadas sobre el umbral, y no le quedaba más que el tronco.
5 Por eso los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod hasta el día de hoy.5 Por eso, hasta el día de hoy los sacerdotes de Dagón y los que entran en su templo, en Asdod, no pisan el umbral.
6 La mano de Yahveh cayó pesadamente sobre los asdodeos hiriéndolos con tumores, a Asdod y su comarca.6 La mano del Señor se hizo sentir pesadamente sobre los asdoditas y los devastó, hiriéndolos con tumores por todo el territorio de Asdod.
7 Cuando los vecinos de Asdod vieron lo que sucedía, dijeron: «Que no se quede entre nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano se ha endurecido contra nosotros y contra nuestro dios Dagón».7 Al ver lo que sucedía, los asdoditas dijeron: «Que el Arca del Señor no se quede entre nosotros, porque su mano es dura contra nosotros y contra Dagón, nuestro dios».
8 Hicieron, pues, convocar junto a ellos a todos los tiranos de los filisteos y dijeron: «¿Qué debemos hacer con el arca del Dios de Israel?» Decidieron: «El arca del Dios de Israel se trasladará a Gat». Y trasladaron allí el arca del Dios de Israel.8 Entonces invitaron a todos los príncipes de los filisteos a reunirse con ellos, y dijeron: «¿Qué podemos hacer con el Arca del Dios de Israel?». Ellos respondieron: «Hay que trasladarla a Gat». Así trasladaron el Arca del Dios de Israel.
9 Pero así que la trasladaron, la mano de Yahveh cayó sobre la ciudad provocando gran terror; los varones de la ciudad, desde el más pequeño hasta el mayor, fueron castigados, saliéndoles tumores.9 Pero una vez que fue trasladada, la mano del Señor se hizo sentir sobre la ciudad y cundió un pánico terrible, porque el Señor hirió a la gente de la ciudad, del más pequeño al más grande, y les brotaron tumores.
10 Enviaron entonces el arca de Dios a Ecrón, exclamaron los ecronitas: Han encaminado hacia mí el arca del Dios de Israel para hacerme perecer con mi pueblo».10 Entonces enviaron el Arca de Dios a Ecrón. Pero apenas el Arca llegó a Ecrón, los ecronitas gritaron: «Han trasladado aquí el Arca del Dios de Israel, para hacerme morir a mí y a mi pueblo».
11 Hicieron convocar a todos los tiranos de los filisteos y dijeron: «Devolved el arca del Dios de Israel; que vuelva a su sitio y no me haga morir a mí y a mi pueblo». Pues había un terror mortal en toda la ciudad, porque descargó allí duramente la mano de Dios.11 Luego invitaron a reunirse a todos los príncipes de los filisteos, y estos decían: «Devuelvan el Arca del Dios de Israel; que regrese al lugar donde estaba, y no me haga morir a mí y a mi pueblo». Porque reinaba un pánico mortal en toda la ciudad, tal era el peso con que se hacía sentir la mano del Señor.
12 Los que no murieron fueron atacados de tumores y los alaridos de angustia de la ciudad subieron hasta el cielo.12 A los que no morían les brotaban tumores, y el clamor de la ciudad subía hasta el cielo.