Scrutatio

Giovedi, 2 maggio 2024 - Sant´ Atanasio ( Letture di oggi)

2 Corintios 12


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 ¿Que hay que gloriarse? - aunque no trae ninguna utilidad -; pues vendré a las visiones y revelaciones del Señor.1 ¿Hay que seguir gloriándose? Aunque no esté bien, pasaré a las visiones y revelaciones del Señor.
2 Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo.2 Conozco a un discípulo de Cristo que hace catorce años –no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo sabe!– fue arrebatado al tercer cielo.
3 Y sé que este hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe -3 Y sé que este hombre –no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo sabe!–
4 fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar.4 fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que el hombre es incapaz de repetir.
5 De ese tal me gloriaré; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré en mis flaquezas.5 De ese hombre podría jactarme, pero en cuanto a mí, sólo me glorío de mis debilidades.
6 Si pretendiera gloriarme no haría el fatuo, diría la verdad. Pero me abstengo de ello. No sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí.6 Si quisiera gloriarme, no sería un necio, porque diría la verdad; pero me abstengo de hacerlo, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve o me oye decir.
7 Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría.7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere.
8 Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí.8 Tres veces pedí al Señor que me librara,
9 Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.9 pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo.
10 Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte.10 Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
11 ¡Vedme aquí hecho un loco! Vosotros me habéis obligado. Pues vosotros debíais recomendarme, porque en nada he sido inferior a esos «superapóstoles», aunque nada soy.11 Si me he convertido en necio, es porque ustedes me han obligado. Les correspondía a ustedes valorarme debidamente, ya que en nada soy inferior a esos «apóstoles por excelencia», aunque en realidad no soy nada.
12 Las características del apóstol se vieron cumplidas entre vosotros: paciencia perfecta en los sufrimientos y también señales, prodigios y milagros.12 Ustedes han comprobado en mí los rasgos que distinguen al verdadero apóstol: paciencia a toda prueba, signos, prodigios y milagros.
13 Pues ¿en qué habéis sido inferiores a las demás Iglesias, excepto en no haberos sido yo gravoso? ¡Perdonadme este agravio!13 ¿Qué tienen de menos que las otras Iglesias, sino que no he sido una carga para ustedes? Perdónenme si los ofendo.
14 Mirad, es la tercera vez que estoy a punto de ir a vosotros, y no os seré gravoso, pues no busco vuestras cosas sino a vosotros. Efectivamente, no corresponde a los hijos atesorar para los padres, sino a los padres atesorar para los hijos.14 Ahora estoy dispuesto a visitarlos por tercera vez, y tampoco en esta oportunidad les seré gravoso, porque lo que yo busco no son sus bienes, sino a ustedes mismos: en efecto, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.
15 Por mi parte, muy gustosamente gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas. Amándoos más ¿seré yo menos amado?15 En consecuencia, de buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes. Si yo los amo tanto, ¿no seré amado en la misma medida?
16 Es verdad, en nada os fui gravoso; pero en mi astucia, os capturé con dolo.16 Algunos dirán que personalmente no les he sido gravoso, pero que procedí así por astucia, para atraerlos con engaños.
17 ¿Acaso os exploté por alguno de los que os envié?17 ¿Acaso obtuve de ustedes algún provecho por intermedio de mis enviados?
18 Invité a Tito y mandé con él al hermano. ¿Os ha explotado acaso Tito? ¿No hemos obrado según el mismo espíritu? ¿No hemos seguido las mismas huellas?18 Le rogué a Tito que fuera, y envié con él al hermano que ustedes conocen. ¿Acaso Tito los ha explotado? ¿No hemos actuado con las mismas intenciones y de la misma manera?
19 Hace tiempo, pensáis, que nos estamos justificando delante de vosotros. Delante de Dios, en Cristo, estamos hablando. Y todo esto, queridos míos, para edificación vuestra.19 Les parecerá que hace mucho que estamos tratando de justificarnos delante de ustedes. En realidad, hablamos en nombre de Cristo y en la presencia de Dios, y todo lo hacemos, hermanos, para edificación de ustedes.
20 En efecto, temo que a mi llegada no os encuentre como yo querría; ni me encontréis como querríais: que haya discordias, envidias, iras, disputas, calumnias, murmuraciones, insolencias, desórdenes.20 Porque temo que a mi llegada no los encuentre como deseo, y que ustedes, a su vez, no me encuentren como quisieran. Quizá haya contiendas, envidias, animosidades, rivalidades, detracciones, murmuraciones, engreimientos, desórdenes.
21 Temo que en mi próxima visita el Señor me humille por causa vuestra y tenga que llorar por muchos que anteriormente pecaron y no se convirtieron de sus actos de impureza, fornicación y libertinaje.21 Y temo también que en mi próxima visita Dios me humille a causa de ustedes, y tenga que lamentarme por muchos de aquellos que antes pecaron y no se arrepintieron de la impureza, de la fornicación y de los excesos que cometieron.