Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Deuteronomio 9


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Escucha, Israel. Hoy vas a pasar ya el Jordán para ir a desalojar a naciones más grandes y fuertes que tú, ciudades grandes, de murallas que llegan hasta el cielo,1 Escucha, Israel. Hoy vas a cruzar el Jordán, para desposeer a naciones más numerosas y fuertes que tú, y a grandes ciudades defendidas por murallas que se alzan hasta el cielo.
2 un pueblo grande y corpulento, los anaquitas, a quienes tú conoces y de quienes has oído decir: «¿Quién puede hacer frente a los hijos de Anaq?»2 Son los anaquitas, un pueblo numeroso y de elevada estatura. Tú ya los conoces y has oído decir de ellos: «¿Quién es capaz de enfrentar a los anaquitas?».
3 Pero has de saber hoy que Yahveh tu Dios es quien va a pasar delante de ti como un fuego devorador que los destruirá y te los someterá, para que los desalojes y los destruyas rápidamente, como te ha dicho Yahveh.3 Pero ten presente que desde hoy el Señor irá delante de ti como un fuego devorador, y los destruirá. El los someterá a ti para que puedas desposeerlos y hacerlos desaparecer rápidamente, como el Señor te lo ha prometido.
4 No digas en tu corazón cuando Yahveh tu Dios los arroje de delante de ti: «Por mis méritos me ha hecho Yahveh entrar en posesión de esta tierra», siendo así que sólo por la perversidad de estas naciones las desaloja Yahveh ante ti.4 Y cuando el Señor, tu Dios, los arroje lejos de ti, no digas en tu corazón: «A causa de mi justicia, el Señor me ha puesto en posesión de esta tierra». Porque sólo por la perversidad de esas naciones, el Señor, tu Dios, las despoja ante ti.
5 No por tus méritos ni por la rectitud de tu corazón vas a tomar posesión de su tierra, sino que sólo por la perversidad de estas naciones las desaloja Yahveh tu Dios ante ti; y también por cumplir la palabra que juró a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob.5 No son ni tu justicia ni la rectitud de tu corazón las que te harán tomar posesión de esa tierra. todo lo contrario: es a causa de la maldad de esas naciones que el Señor las despoja ante ti, para cumplir la promesa que él juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.
6 Has de saber, pues, que no es por tu justicia por lo que Yahveh tu Dios te da en posesión esa tierra buena, ya que eres un pueblo de dura cerviz.6 Reconoce, entonces, que el Señor no te da la posesión de esa hermosa tierra a causa de tu justicia, porque tú eres un pueblo obstinado.
7 Acuérdate. No olvides que irritaste a Yahveh tu Dios en el desierto. Desde el día en que saliste del país de Egipto hasta vuestra llegada a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahveh.7 Acuérdate de esto, no lo olvides: has irritado en el desierto al Señor, tu Dios. Desde el día en que salieron de Egipto hasta que llegaron a este lugar, ustedes han sido rebeldes al Señor.
8 En el Horeb irritasteis a Yahveh, y Yahveh montó en tal cólera contra vosotros que estuvo a punto de destruiros.8 Ya en el Horeb lo irritaron, y él se indignó tanto que estuvo a punto de destruirlos.
9 Yo había subido al monte a recoger las tablas de piedra, las tablas de la alianza que Yahveh había concluido con vosotros. Permanecí en el monte cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua.9 Eso sucedió cuando yo subí a la montaña para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que el Señor hizo con ustedes. Yo estuve arriba, en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber.
10 Yahveh me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, en las que estaban todas las palabras que Yahveh os había dicho de en medio del fuego, en la montaña, el día de la Asamblea.10 Entonces el Señor me entregó las dos tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios, donde estaban todas las palabras que él les dirigió en la montaña, desde el fuego, el día de la asamblea.
11 Al cabo de cuarenta días y cuarenta noches, después de darme las dos tablas de piedra, las tablas de la alianza,11 Al cabo de esos cuarenta días, cuando el Señor me entregó las dos tablas de piedras, las tablas de la alianza.
12 me dijo Yahveh: «Levántate, baja de aquí a toda prisa, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito: se han hecho un ídolo de fundición».12 me dijo: «Baja de la montaña ahora mismo, porque tu pueblo, ese que sacaste de Egipto, se ha pervertido. Ellos se apartaron rápidamente del camino que yo les había trazado y se han fabricado una estatua de metal fundido».
13 Continuó Yahveh y me dijo: «He visto a este pueblo: es un pueblo de dura cerviz.13 Después agregó» «Ya veo que este es un pueblo obstinado.
14 Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo; y que haga de ti una nación más fuerte y numerosa que ésta».14 Por eso, déjame que los destruya y que borre de la tierra hasta su nombre. De ti, en cambio, suscitaré una nación más numerosa y fuerte que ellos».
15 Yo me volví y bajé del monte, que ardía en llamas, llevando en mis manos las dos tablas de la alianza.15 Yo me di vuelta y bajé de la montaña, que ardía envuelta en llamas, llevando en mis manos las tablas de la alianza.
16 Y vi que vosotros habíais pecado contre Yahveh vuestro Dios. Os habíais hecho un becerro de fundición: bien pronto os habíais apartado del camino que Yahveh os tenía prescrito.16 Entonces vi que ustedes habían pecado contra el Señor, su Dios, haciéndose un ternero de metal fundido y apartándose rápidamente del camino que él les había trazado.
17 Tomé entonces las dos tablas, las arrojé de mis manos y las hice pedazos a vuestros propios ojos.17 Por eso tomé las dos tablas de piedras, las arrojé violentamente, y las hice añicos en presencia de todos.
18 Luego me postré ante Yahveh; como la otra vez, estuve cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua, por todo el pecado que habíais cometido haciendo el mal a los ojos de Yahveh hasta irritarle.18 Luego me postré delante del Señor, y permanecí cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber, como lo había hecho la vez anterior. Lo hice a causa de todos los pecados que ustedes habían cometido, haciendo lo que es malo a los ojos del Señor y provocando su enojo.
19 Porque tenía mucho miedo de la ira y del furor que irritaba a Yahveh contra vosotros hasta querer destruiros. Y una vez más me escuchó Yahveh.19 Porque yo sentía un gran temor ante la ira y la indignación del Señor que se había desatado contra ustedes, hasta el punto de querer aniquilarlos. Pero él me escuchó una vez más.
20 También contra Aarón estaba Yahveh violentamente irritado hasta querer destruirle. Yo intercedí también entonces en favor de Aarón.20 El Señor estaba tan irritado contra Aarón que quería destruirlo, y en aquella oportunidad también intercedí por él.
21 Y vuestro pecado, el becerro que os habíais hecho, lo tomé y lo quemé; lo hice pedazos, lo pasé a la muela hasta que quedó reducido a polvo, y tiré el polvo al torrente que baja de la montaña.21 Y a esa obra del pecado, a ese ternero que ustedes habían fabricado, lo tomé, lo quemé y lo molí, hasta convertirlo en polvo muy fino, y después lo arrojé en el torrente que baja de la montaña.
22 Y en Taberá, y en Massá, y en Quibrot Hattaavá, irritasteis a Yahveh.22 Además, ustedes irritaron al Señor en Taberá, en Masá y en Quibrot Hataavá.
23 Y cuando Yahveh os hizo salir de Cadés Barnea diciendo: «Subid a tomar posesión de la tierra que yo os he dado», os rebelasteis contra la orden de Yahveh vuestro Dios, no creísteis en él ni eschuchasteis su voz.23 Y cuando el Señor les ordenó que salieran de Cades Barné, diciéndoles. «Suban a tomar posesión de la tierra que yo les he dado», ustedes se rebelaron contra la orden del Señor, su Dios; no le tuvieron confianza ni le obedecieron.
24 Habéis sido rebeldes a Yahveh vuestro Dios desde el día en que os conoció.24 Rebeldes! Eso es lo que ustedes han sido para con el Señor, su Dios, desde el día en que los conocí.
25 Me postré, pues, ante Yahveh y estuve postrado estos cuarenta días y cuarenta noches, porque Yahveh había hablado de destruiros.25 A pesar de todo, yo me postré delante del Señor y así estuve cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor amenazaba con destruirlos.
26 Supliqué a Yahveh y dije: «Señor Yahveh, no destruyas a tu pueblo, tu heredad, que tú rescataste con tu grandeza y que sacaste de Egipto con mano fuerte.26 Entonces intercedí ante el Señor con estas palabras: «Señor, no destruyas al pueblo que es tu herencia, ese pueblo que tú has rescatado por tu grandeza, y que hiciste salir de Egipto con mano poderosa.
27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob, y no tomes en cuenta la indocilidad de este pueblo, ni su maldad ni su pecado,27 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, y no tengas en cuenta la obstinación de este pueblo, ni su maldad, ni su pecado.
28 para que no se diga en el país de donde nos sacaste: “Porque Yahveh no ha podido llevarlos a la tierra que les había prometido, y por el odio que les tiene, los ha sacado para hacerlos morir en el desierto.”28 De lo contrario, se dirá en el país de donde nos hiciste salir: «El Señor es impotente para introducirlos en la tierra que les había prometido, y por el odio que les tiene, los sacó para hacerlos morir en el desierto».
29 Pero ellos son tu pueblo, tu heredad, aquellos a quienes tú sacaste con tu gran fuerza y tu tenso brazo».29 Después de todo, ellos son tu pueblo y tu herencia, y tú los libraste con tu gran fuerza y tu brazo poderoso».