Scrutatio

Venerdi, 29 marzo 2024 - Santi Simplicio e Costantino ( Letture di oggi)

Daniel 14


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1El rey Astiages fue a reunirse con sus padres, y le sucedió Ciro el Persa.2Daniel era comensal del rey y más honrado que ningún otro de sus amigos.3Tenían los babilonios un ídolo, llamado Bel, con el que se gastaban cada día doce artabas de flor de harina, cuarenta ovejas y seis medidas de vino.4El rey también le veneraba y todos los días iba a adorarle. Daniel, en cambio, adoraba a su Dios.5El rey le dijo: «¿Por qué no adoras a Bel?» El respondió: «Porque yo no venero a ídolos hechos por mano humana, sino solamente al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y que tiene poder sobre toda carne».6Díjole el rey: ¿Crees que Bel no es un dios vivo? ¿No ves todo lo que come y bebe a diario?»7Daniel se echó a reír: «Oh rey, no te engañes - dijo -, por dentro es de arcilla y por fuera de bronce, y eso no ha comido ni bebido jamás».8Entonces el rey, montando en cólera, mandó llamar a sus sacerdotes y les dijo: «Si no me decís quién es el que come este dispendio, moriréis; pero si demostráis que el que lo come es Bel, morirá Daniel por haber blasfemado contra Bel».9Daniel dijo al rey: «¡Hágase según tu palabra!» Eran setenta los sacerdotes de Bel, sin contar las mujeres y los hijos.10El rey se dirigió, pues, con Daniel al templo de Bel,11y los sacerdotes de Bel le dijeron: «Mira, nosotros vamos a salir de aquí; tú, oh rey, manda poner la comida y el vino mezclado; luego cierra la puerta y séllada con tu anillo; si mañana por la mañana, cuando vuelvas, no encuentras que Bel se lo ha comido todo, moriremos nosotros; en caso contrario, morirá Daniel que nos ha calumniado».12Estaban ellos tranquilos, porque se habían hecho una entrada secreta debajo de la mesa y por allí entraban normalmente a llevarse las ofrendas.13En cuanto salieron y el rey depositó la comida ante Bel,14Daniel mandó a sus criados que trajeran ceniza y la esparcieran por todo el suelo del templo, sin más testigo que el rey. Luego salieron, cerraron la puerta, la sellaron con el anillo real, y se fueron.15Los sacerdotes vinieron por la noche, como de costumbre, con sus mujeres y sus hijos, y se lo comieron y bebieron todo.16El rey se levantó muy temprano y Daniel con él.17El rey le preguntó: «Daniel, ¿están intactos los sellos?» - «Intactos, oh rey», respondió él.18Nada más abierta la puerta, el rey echó una mirada a la mesa y gritó en alta voz: «¡Grande eres, Bel, y no hay en ti engaño alguno!»19Daniel se echó a reír y, deteniendo al rey para que no entrara más adentro, le dijo: «Mira, mira al suelo, y repara de quién son esas huellas».20- «Veo huellas de hombres, de mujeres y de niños», dijo el rey;21y, montando en cólera, mandó detener a los sacerdotes con sus mujeres y sus hijos. Ellos le mostraron entonces la puerta secreta por la que entraban a consumir lo que había sobre la mesa.22Y el rey mandó matarlos y entregó a Bel en manos de Daniel, el cual lo destruyó, así como su templo.23Habían también una gran serpiente a la que los babilonios veneraban.24El rey dijo a Daniel: «¿Vas a decir también que ésta es de bronce? Mira, está viva y come y bebe: no puedes decir que no es un dios vivo; así que adórale».25Daniel respondió: «Yo adoro sólo al Señor mi Dios; él es el Dios vivo. Mas tú, oh rey, dame permiso y yo mataré a esta serpiente sin espada ni estaca».26Dijo el rey: «Te lo doy».27Daniel tomó entonces pez, grasa y pelos, lo coció todo junto e hizo con ello unas bolitas que echó en las fauces de la serpiente; la serpiente las tragó y reventó. Y dijo Daniel: «¡Mirad qué es lo que veneráis!»28Al enterarse los babilonios, se enfurecieron mucho; se amotinaron contra el rey y dijeron: «El rey se ha hecho judío: ha destruido a Bel, ha matado a la serpiente, y a los sacerdotes los ha asesinado».29Fueron, pues, a decir al rey: «Entréganos a Daniel; si no, te mataremos a ti y a toda tu casa».30Ante esta gran violencia, el rey se vio obligado a entregarles a Daniel.31Ellos le echaron en el foso de los leones, donde estuvo seis días.32Había en el foso siete leones a los que se les daba diariamente dos cadáveres y dos carneros; entonces no se les dio nada, para que devoraran a Daniel.33Estaba a la sazón en Judea el profeta Habacuc: acababa de preparar un cocido y de desmenuzar pan en un plato, y se dirigía al campo a llevárselo a los segadores.34El ángel del Señor dijo a Habacuc: «Lleva esa comida que tienes a Babilonia, a Daniel que está en el foso de los leones».35«Señor - dijo Habacuc - no he visto jamás Babilonia ni conozco ese foso».36Entonces el ángel del Señor le agarró por la cabeza y, llevándole por los cabellos, le puso en Babilonia, encima del foso, con la rapidez de su soplo.37Habacuc gritó: «Daniel, Daniel, toma la comida que el Señor te ha enviado».38Y dijo Daniel; «Te has acordado de mí, Dios mío, y no has abandonado a los que te aman».39Y Daniel se levantó y se puso a comer, mientras el ángel de Dios volvía a llevar al instante a Habacuc a su lugar.40El día séptimo, vino el rey a llorar a Daniel; se acercó al foso, miró, y he aquí que Daniel estaba allí sentado.41Entonces exclamó: «Grande eres, Señor, Dios de Daniel, y no hay otro Dios fuera de ti».42Luego mandó sacarle y echar allá a aquellos que habían querido perderle, los cuales fueron al instante devorados en su presencia.