Scrutatio

Martedi, 16 aprile 2024 - Santa Bernadette Soubirous ( Letture di oggi)

Daniel 10


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1El año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, por sobrenombre Beltsassar. Palabra verdadera: gran lucha. El comprendió la palabra; le fue dada en visión su inteligencia.2En aquel tiempo, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas:3no comí alimento sabroso; ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de estas tres semanas.4El día veinticuatro del primer mes, estando a orillas del río grande, el Tigris,5levanté los ojos para ver. Vi esto: Un hombre vestido de lino, ceñidos los lomos de oro puro:6su cuerpo era como de crisólito, su rostro, como el aspecto del relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce bruñido, y el son de sus palabras como el ruido de una multitud.7Sólo yo, Daniel, contemplé esta visión: los hombres que estaban conmigo no veían la visión, pero un gran temblor les invadió y huyeron a esconderse.8Quedé yo solo contemplando esta gran visión; estaba sin fuerzas; se demudó mi rostro, desfigurado, y quedé totalmente sin fuerzas.9Oí el son de sus palabras y, al oírlo, caí desvanecido, rostro en tierra.10En esto una mano me tocó, haciendo castañear mis rodillas y las palmas de mis manos.11Y me dijo: «Daniel, hombre de las predilecciones, comprende las palabras que voy a decirte, e incorpórate, porque yo he sido enviado ahora donde ti». Al decirme estas palabras me incorporé temblando.12Luego me dijo: «No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo.13El Príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia durante veintiún días, pero Miguel, uno de los Primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda. Le he dejado allí junto a los reyes de Persia14y he venido a manifestarte lo que le ocurirá a tu pueblo al fin de los días. Porque hay todavía una visión para esos días».15Al decirme estas palabras, di con mi rostro en tierra y quedé en silencio;16y he aquí que una figura de hijo de hombre me tocó los labios. Abrí la boca para hablar y dije a aquel que estaba delante de mí: «Señor mío, ante esta visión la angustia me invade y ya no tengo fuerzas.17Y ¿cómo este siervo de mi Señor podría hablar con mi Señor, cuando ahora las fuerzas me faltan y ni aliento me queda?»18El que tenía aspecto de hombre me tocó de nuevo y me reanimó.19Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo». Y, mientras me hablaba, me sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado».20Me dijo entonces: «¿Sabes por qué he venido donde ti? Y ahora volveré a luchar con el Príncipe de Persia: cuando haya terminado, verás que viene el Príncipe de Yaván.21Pero voy a revelarte lo que está consignado en el Libro de la Verdad. Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe,