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Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Éxodo 9


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Yahveh dijo a Moisés: «Preséntate a Faraón y dile: Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos: “Deja salir a mi pueblo para que me den culto.”1 El Señor dijo a Moisés: «Ve a presentarte ante el Faraón y dile: «Así habla el Señor, el Dios de los hebreos: Deja que mi pueblo salga a rendirme culto.
2 Si te niegas a dejarles salir y los sigues reteniendo,2 Porque si te resistes a dejarlo partir y sigues reteniéndolo,
3 mira que la mano de Yahveh caerá sobre tus ganados del campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre la vacadas y sobre las ovejas; habrá una grandísima peste.3 la mano del Señor enviará una peste mortífera contra el ganado que está en los campos: contra los caballos, los asnos, los camellos, los bueyes y el ganado menor.
4 Pero Yahveh hará distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los egipcios, de modo que nada perecerá de lo perteneciente a Israel.»4 Pero el Señor hará una distinción entre el ganado de Israel y el de Egipto, de manera que no morirá ni uno solo de los animales que pertenecen a Israel».
5 Y Yahveh fijó el plazo, diciendo: «Mañana hará esto Yahveh en el país.»5 Y el Señor fijó un plazo, diciendo: «Mañana cumpliré esta amenaza contra el país».
6 Al día siguiente cumplió Yahveh su palabra y murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los israelitas no murió ni una sola cabeza.6 En efecto, al día siguiente el Señor cumplió su palabra y entonces murió todo el ganado de Egipto. A los israelitas, en cambio, no se les murió ni un solo animal.
7 Faraón mandó hacer averiguaciones, y se vio que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón de Faraón y no dejó salir al pueblo.7 Y cuando el Faraón ordenó que hicieran un recuento, se comprobó que los israelitas no habían perdido ni una sola cabeza de ganado. A pesar de eso, el Faraón se obstinó y no dejó partir al pueblo.
8 Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Tomad dos grandes puñados de hollín de horno, y que Moisés lo lance hacia el cielo, en presencia de Faraón;8 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Recojan un puñado el hollín que se forma en los hornos, y que Moisés lo arroje hacia el cielo, en la presencia del Faraón.
9 se convertirá en polvo fino sobre todo el territorio de Egipto, y formará erupciones pustulosas, en hombres y ganados, por toda la tierra de Egipto.»9 Ese hollín se convertirá en un polvo que se expandirá por todo el territorio de Egipto y producirá úlceras purulentas en los hombres y en los animales».
10 Tomaron, pues, hollín de horno y presentándose ante Faraón, lo lanzó Moisés hacia el cielo, y hubo erupciones pustulosas en hombres y ganados.10 Ellos recogieron el hollín y se presentaron ante el Faraón. Moisés lo arrojó hacia el cielo, y tanto los hombres como los animales se cubrieron de úlceras.
11 Ni los magos pudieron permanecer delante de Moisés a causa de las erupciones; pues los magos tenían las mismas erupciones que todos los egipcios.11 Los magos no pudieron enfrentarse con Moisés a causa de las úlceras que les habían salido como a todos los demás egipcios.
12 Pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que nos les escuchó, según Yahveh había dicho a Moisés.12 Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, y él no los escuchó, como el Señor había predicho a Moisés.
13 Dijo Yahveh a Moisés: «Levántate de mañana, preséntate a Faraón y dile: Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos: “Deja salir a mi pueblo para que me den culto.”13 Luego el Señor dijo a Moisés: «Mañana bien temprano preséntate al Faraón y dile: «Así habla el Señor, el Dios de los hebreos: Deja que mi pueblo salga a rendirme culto.
14 Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas sobre ti, sobre tus siervos y sobre tu pueblo para que sepas que no hay como yo en toda la tierra.14 Porque esta vez estoy dispuesto a enviar todas mis plagas contra ti, contra tus servidores y contra todo tu pueblo, para que sepas que no hay nadie como yo en toda la tierra.
15 Si yo hubiera extendido mi mano y te hubiera herido a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra;15 Si yo hubiera extendido mi mano y enviado una peste contra ti y contra tu pueblo, ya habrías desaparecido de la tierra.
16 pero te he dejado con vida, para hacerte ver mi poder, y para que sea celebrado mi nombre sobre toda la tierra.16 Pero preferí dejarte con vida, para mostrarte mi poder y para que mi Nombre sea pregonado por toda la tierra.
17 Tú te opones todavía a mi pueblo, para no dejarle salir.17 ¡Y todavía tienes la audacia de oponerte a mi pueblo para impedir su partida!
18 Pues mira que mañana, a esta hora, haré llover una granizada tan fuerte, como no hubo otra en Egipto desde el día en que fue fundado hasta el presente.18 Pero mañana, a esta misma hora, haré caer sobre Egipto una terrible granizada, como no la hubo desde su fundación hasta el presente.
19 Ahora, pues, manda poner a salvo tu ganado y cuanto tienes en del campo; porque el granizo descargará sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo, y cuantos no se hayan recogido bajo techumbre perecerán.»19 Por eso, ordena que pongan bajo techo tu ganado y todo lo que tengas al aire libre, porque todo lo que esté al aire libre, porque todo lo que esté al aire libre y no se encuentre bajo techo –sea hombre o animal– morirá víctima del granizo».
20 Aquéllos de los siervos de Faraón que temieron la palabra de Yahveh pusieron al abrigo a sus siervos y su ganado;20 Algunos servidores del Faraón, atemorizados por la palabra del Señor, pusieron bajo techo a sus esclavos y su ganado;
21 mas los que no hicieron caso de la palabra de Yahveh, dejaron en el campo a sus siervos y su ganado.21 pero otros no hicieron caso de esta amenaza y dejaron en el campo a sus esclavos y su ganado.
22 Dijo Yahveh a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y que caiga granizo en toda la tierra de Egipto, sobre los hombres, sobre los ganados y sobre todas las hierbas del campo que hay en la tierra de Egipto.»22 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y que caiga el granizo sobre la gente, los animales y la vegetación que crece en los campos, en todo el territorio de Egipto».
23 Extendió Moisés su cayado hacia el cielo, y Yahveh envió truenos y granizo; cayeron rayos sobre la tierra, y Yahveh hizo llover granizo sobre el país de Egipto.23 Moisés extendió su bastón hacia el cielo, y el Señor envió truenos y granizo. Cayeron rayos sobre la tierra, y el Señor hizo llover granizo sobre Egipto.
24 El granizo y los rayos mezclados con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación.24 El granizo y el fuego que formaba remolinos en medio de él, se precipitaron con tal violencia, que nunca hubo en Egipto nada semejante desde que comenzó a ser una nación.
25 El granizo hirió cuanto había en el campo en todo el país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. El granizo machacó también toda la hierba del campo, y quebró todos los árboles del campo.25 El granizo mató a todos los hombres y animales que se encontraban al aire libre en el territorio de Egipto, arrasó toda la vegetación de los campos y destrozó todos los árboles.
26 Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban los israelitas, no hubo granizo.26 Sólo se libró el granizo la región de Gosen, donde habitaban los israelitas.
27 Faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: «Ahora sí, he pecado; Yahveh es el justo, y yo y mi pueblo somos inicuos.27 El Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: «Esta vez debo confesar mi pecado. El Señor tiene razón, mientras que yo y mi pueblo estamos equivocados.
28 Rogad a Yahveh que cesen ya los truenos y el granizo; y os dejaré salir. No tendréis que quedaros más tiempo aquí.»28 Rueguen al Señor que haga cesar los truenos y el granizo, y yo los dejaré partir. Ya no tendrán que permanecer aquí más tiempo.
29 Moisés le respondió: «Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahveh, cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahveh.29 Moisés respondió: «Apenas salga de la ciudad, extenderé mis manos al Señor, y cesarán los truenos y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra pertenece al Señor.
30 Pero bien sé que ni tú ni tus siervos teméis todavía a Yahveh, Dios.»30 Sin embargo, yo sé muy bien que ni tú ni tus servidores temen todavía al Señor Dios».
31 Fueron destrozados el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en flor.31 En aquella oportunidad fueron destruidos el lino y la cebada, porque la cebada ya había echado espigas, y el lino estaba florecido.
32 El trigo y la espelta no fueron destrozados por ser tardíos.32 El trigo y la espelta, en cambio, como son tardíos, escaparon a la destrucción.
33 Dejando a Faraón, salió Moisés de la ciudad, extendió las manos hacia Yahveh, y cesaron los truenos y granizos, y no cayó más lluvia sobre la tierra.33 Después que se alejó del Faraón, Moisés salió de la ciudad y extendió sus manos al Señor. Entonces cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra.
34 Cuando Faraón vio que había cesado la lluvia, el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él como sus siervos.34 Pero cuando el Faraón vio que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, reincidió en su pecado y endureció su corazón, lo mismo que sus servidores.
35 Endurecióse, pues, el corazón de Faraón y no dejó salir a los israelitas como Yahveh había dicho por boca de Moisés.35 El Faraón se obstinó y no dejó partir a los israelitas, como el Señor lo había predicho por medio de Moisés.