Scrutatio

Venerdi, 19 aprile 2024 - San Leone IX Papa ( Letture di oggi)

Éxodo 8


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1Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: Extiende tu mano con tu cayado sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz que suban las ranas sobre la tierra de Egipto.»2Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto; subieron la ranas y cubrieron la tierra de Egipto.3Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir las ranas sobre la tierra de Egipto.4Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.»5Respondió Moisés a Faraón: «Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el Río.»6«Mañana», contestó el. Replicó Moisés: «Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahveh, nuestro Dios.7Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río.»8Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón, invocó Moisés a Yahveh acerca de las ranas que afligían a Faraón,9y Yahveh hizo lo que Moisés pedía: murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos.10Las juntaron en montones y el país apestaba.11Pero Faraón viendo que tenía este respiro, endureció su corazón, y no les escuchó como había predicho Yahveh.12Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra que se convertirá en mosquitos sobre todo el país de Egipto.»13Así lo hicieron: Aarón extendió su mano con el cayado y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre los ganados. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos sobre todo el país de Egipto.14Los magos intentaron con sus encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y ganados.15Dijeron los magos a Faraón: «¡es el dedo de Dios!» Pero el corazón de Faraón se endureció, y no les escuchó, como había dicho Yahveh.16Yahveh dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana, preséntate a Faraón cuando vaya a la ribera, y dile: Así dice Yahveh: “Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto.”17Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual están se llenarán de tábanos.18Pero exceptuaré ese día la región de Gosen, donde está mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que yo soy Yahveh en medio de la tierra;19haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Este prodigio sucederá mañana.»20Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos.21Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: «Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.»22Moisés respondió: «No conviene que se haga así, porque el sacrificio que ofrecemos a Yahveh, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si ofreciéramos ante sus ojos un sacrificio que para ellos es abominable?23Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, según él nos ordena.»24Contestó Faraón: «Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahveh, vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.»25Moisés respondió: «En cuanto salga rogaré a Yahveh, y mañana los tábanos se alejarán de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no nos siga engañando Faraón, impidiendo que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios a Yahveh.»26Salió, pues, Moisés de la presencia de Faraón, y rogó a Yahveh.27Hizo Yahveh lo que Moisés pedía, y alejó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin quedar ni uno.28Pero también esta vez endureció Faraón su corazón y no dejó salir al pueblo.