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Giovedi, 2 maggio 2024 - Sant´ Atanasio ( Letture di oggi)

Éxodo 10


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Ve a Faraón, porque he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estas señales mías en medio de ellos;1 El Señor dijo a Moisés: «Ve a presentarte delante del Faraón, porque yo mismo hice que se obstinaran, él y sus servidores, a fin de realizar estos signos en medio de ellos.
2 y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, cómo me divertí con Egipto y las señales que realicé entre ellos, y sepáis que yo soy Yahveh.»2 Así podrás contar a tus hijos y a tus nietos con qué rigor traté a los egipcios y qué signos realicé entre ellos, y ustedes sabrán que yo soy el Señor».
3 Fueron, pues, Moisés y Aarón donde Faraón y le dijeron: «Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te resistirás a humillarte ante mí? Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.3 Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón y le dijeron: «Así habla el Señor, el Dios de los hebreos: «¿Hasta cuando te resistirás a humillarte delante de mí? Deja que mi pueblo salga a rendirme culto.
4 Si te niegas a dejar salir a mi pueblo, mira que mañana traeré langostas sobre tu territorio;4 Porque si te niegas a dejarlo partir, mañana enviaré contra tu país una invasión de langostas.
5 y cubrirán la superficie del país, de suerte que ni podrá verse el suelo. Devorarán lo que os quedó de la granizada, y comerán todos los árboles que os crecen en el campo.5 Ellas cubrirán de tal manera la superficie del suelo, que nadie lo podrá ver. Devorarán el resto que se salvó del granizo y acabarán con todos los árboles que crecen en los campos.
6 Llenarán tus casas, las casas de todos los egipcios, como nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en que existieron sobre la tierra hasta el día de hoy.» Y retirándose salió de la presencia de Faraón.6 Invadirán tus palacios, las residencias de tus servidores y las casas de todos los egipcios. Tus padres y tus abuelos nunca experimentaron una cosa igual, desde que se instalaron en el país hasta el día de hoy». Y dándose vuelta, Moisés se alejó de la presencia del Faraón.
7 Dijeron entonces a Faraón sus siervos: «¿Hasta cuándo ha de ser este hombre causa de nuestra ruina? Deja salir a esa gente y que den culto a Yahveh, su Dios. ¿Te darás cuenta a tiempo de que Egipto se pierde?»7 Los servidores del Faraón le dijeron: «¿Hasta cuando este hombre será un peligro para nosotros? Deja que esa gente salga a rendir culto al Señor su Dios. ¿O todavía no te has dado cuenta de que Egipto está al borde de la ruina?».
8 Hicieron, pues, volver a Moisés y a Aarón a la presencia de Faraón; el cual les dijo: «Id a dar culto a Yahveh, vuestro Dios. ¿Quiénes van a ir?»8 Moisés y Aarón fueron conducidos nuevamente a la presencia del Faraón, y este les anunció: «Pueden ir a rendir culto al Señor. Pero antes especifiquen quiénes son los que van a ir.».
9 Respondió Moisés: «Saldremos con nuestros niños y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacadas; porque es nuestra fiesta de Yahveh.»9 Moisés le respondió: «Iremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacas, porque celebraremos una fiesta en honor del Señor».
10 Contestóles: «¡Así esté Yahveh con vosotros como voy a dejaros salir a vosotros con vuestros pequeños! Ved cómo a la vista están vuestras malas intenciones.10 «¡Que el Señor esté con ustedes, así como yo los dejo partir con sus familias!», replicó el Faraón. «Sean testigos ustedes mismos de su mala fe.
11 No será así; salid si queréis los varones solos y dad culto a Yahveh, pues eso es lo que buscabais.» Y fueron echados de la presencia de Faraón.11 ¡Así no! Que vayan los hombres solos a rendir culto al Señor, ya que eso pretenden». Y en seguida los echaron de la presencia del Faraón.
12 Yahveh dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; que suba sobre el país de Egipto y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.»12 El Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el territorio de Egipto, para que las langostas invadan el país y devoren toda la vegetación que dejó el granizo».
13 Moisés extendió su cayado sobre la tierra de Egipto; y Yahveh hizo soplar el solano sobre el país todo aquel día y toda la noche. Y cuando amaneció, el solano había traído la langosta.13 Moisés extendió su bastón sobre el territorio de Egipto, y el Señor envió sobre el país el viento del este, que sopló todo aquel día y toda la noche. Cuando llegó la mañana, el viento ya había traído las langostas.
14 La langosta invadió todo el país de Egipto, y se posó en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande como nunca había habido antes tal plaga de langosta ni la habría después.14 Las langostas invadieron todo el país y se abatieron sobre el territorio de Egipto en una cantidad tal, que nunca se había visto una invasión semejante, y nunca más volvería a verse.
15 Cubrieron toda la superficie del país hasta oscurecer la tierra; devoraron toda la hierba del país y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado; no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en toda la tierra de Egipto.15 Cubrieron la superficie de todo el país, de manera que este quedó a oscuras; devoraron toda la vegetación y todos los frutos de los árboles que se habían salvado del granizo; y en todo el territorio de Egipto no quedó ni siguiera una brizna de verdor en los árboles y en las plantas del campo.
16 Entonces Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aarón, y dijo: «He pecado contra Yahveh, vuestro Dios, y contra vosotros.16 El Faraón hizo venir de inmediato a Moisés y Aarón, y les dijo: «He pecado contra el Señor, su Dios, y contra ustedes.
17 Ahora, pues, perdonad por favor mi pecado, siquiera por esta vez; rogad a Yahveh, vuestro Dios, que aparte de mí al menos esta mortandad.»17 Por eso, perdona una vez más mi pecado, y rueguen al Señor, su Dios, para que al menos aparte de mí esta plaga mortífera.»
18 Salió Moisés de la presencia de Faraón y rogó a Yahveh.18 Moisés se alejó de la presencia del Faraón y oró al Señor.
19 Yahveh hizo que soplara con gran violencia un viento del mar que se llevó la langosta y la echó al mar de Suf. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.19 Entonces el Señor cambió la dirección del viento, que comenzó a soplar desde el oeste. Y lo hizo con tanta fuerza, que barrió con las langostas y las precipitó en el Mar Rojo. Así no quedó ni una sola langosta en el territorio de Egipto.
20 Pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no dejó salir a los israelitas.20 Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, y él no dejó partir a los israelitas.
21 Yahveh dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.»21 El Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, para que Egipto se cubra de una oscuridad tan densa que se pueda palpar».
22 Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y hubo por tres días densas tinieblas en todo el país de Egipto.22 Moisés extendió su mano hacia el cielo, y una profunda oscuridad cubrió todo el territorio de Egipto durante tres días.
23 No se veían unos a otros, y nadie se levantó de su sitio por espacio de tres días, mientras que todos los israelitas tenían luz en sus moradas.23 Todo ese tiempo estuvieron sin verse unos a otros y sin que nadie pudiera moverse de su sitio. Pero en las viviendas de los israelitas había luz.
24 Llamó Faraón a Moisés y dijo: «Id y dad culto a Yahveh; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. También vuestros pequeños podrán ir con vosotros.»24 Luego el Faraón llamó a Moisés y le dijo: «Vayan a rendir culto al Señor. Podrán acompañarlos sus familias, pero quedarán aquí sus ovejas y sus vacas».
25 Respondió Moisés: «Nos tienes que conceder también sacrificios y holocaustos, para que los ofrendemos a Yahveh, nuestro Dios.25 Moisés replicó: «Entonces tú nos tendrás que dar las víctimas para los sacrificios y holocaustos que ofreceremos al Señor, nuestro Dios.
26 También nuestro ganado ha de venir con nosotros. No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto a Yahveh, nuestro Dios. Y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahveh hasta que lleguemos allá.»26 ¡No! También nuestro ganado vendrá con nosotros. Ni un solo animal quedará aquí, porque nosotros queremos tomar de lo nuestro para rendir culto al Señor, nuestro Dios. Por otra parte, hasta que no lleguemos al lugar señalado, no sabremos cómo rendirle culto».
27 Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no quiso dejarles salir.27 El Señor endureció el corazón del Faraón, y él no quiso dejarlos partir.
28 Y dijo Faraón a Moisés: «¡Retírate de mi presencia! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro, pues el día en que veas mi rostro, morirás!»28 El Faraón dijo a Moisés: «¡Fuera de aquí! Y no te atrevas a comparecer otra vez en mi presencia, porque apenas lo hagas, morirás».
29 Respondió Moisés: «Tú lo has dicho: no volveré a ver tu rostro.»29 Moisés respondió: «Tú mismo lo has dicho. No te volveré a ver».