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Sabato, 4 maggio 2024 - San Ciriaco ( Letture di oggi)

Judit 14


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Judit les dijo: «Escuchadme, hermanos; tomad esta cabeza y colgadle en el saliente de nuestras murallas;1 Judit les dijo: «Escúchenme, hermanos; tomen esta cabeza y cuélguenla sobre las almenas de la muralla,
2 y apenas despunte el alba y salga el sol sobre la tierra, empuñaréis cada uno vuestras armas y saldréis fuera de la ciudad todos los hombres capaces. Que se ponga uno al frente, como si intentarais bajar a la llanura, contra la avanzada de los asirios. Pero no bajéis.2 Después, cuando despunte el alba y se levante el sol sobre la tierra, cada uno de ustedes tomará sus armas de combate, y todos los que puedan hacerlo saldrán de la ciudad. Pónganles al frente un jefe como si fuera a descender a la llanura, hasta los puestos de avanzada de los asirios, pero no bajen.
3 Los asirios tomarán sus armas y marcharán a su campamento para despertar a los jefes del ejército de Asiria. Correrán a la tienda de Holofernes, pero al no dar con él, quedarán aterrorizados y huirán ante vosotros.3 Ellos tomarán sus armas e irán al campamento a despertar a los jefes de su ejército. Estos, a su vez, se precipitarán hacia la carpa de Holofernes y, al no encontrarlo, quedarán aterrorizados y huirán delante de ustedes.
4 Entonces, vosotros y todos los habitantes del territorio de Israel, saldréis en su persecución y los abatiréis en la retirada.4 Ustedes y todos los habitantes del territorio de Israel los perseguirán, exterminándolos en su retirada.
5 «Pero antes, traed aquí a Ajior el ammonita, para que vea y reconozca al que despreciaba a la casa de Israel, al que le envió a nosotros como destinado a la muerte».5 Pero antes de ejecutar todo esto, tráiganme a Ajior, el amonita, para que él vea y reconozca al que había despreciado al pueblo de Israel, y lo envió para que muriera entre nosotros».
6 Hicieron, pues, venir a Ajior desde la casa de Ozías. Al llegar y ver que uno de los hombres de la asamblea del pueblo tenía en la mano la cabeza de Holofernes, cayó al suelo, desvanecido.6 Llamaron entonces a Ajior, que estaba en la casa de Ozías. Cuando este llegó y vio la cabeza de Holofernes en la mano de uno de los hombres de la asamblea del pueblo, cayó desvanecido.
7 Cuando le reanimaron, se echó a los pies de Judit, se postró ante ella y dijo: «¡Bendita seas en todas las tiendas de Judá y en todas las naciones que, cuando oigan pronunciar tu nombre, se sentirán turbadas!»7 Apenas lo reanimaron, se arrojó a los pies de Judit y, postrándose ante ella, exclamó: «Bendita seas en todos los campamentos de Judá y en todas las naciones, las que al escuchar tu nombre, quedarán asombradas.
8 «Y ahora, cuéntame lo que has hecho durante este tiempo». Judit le contó, en medio del pueblo, todo cuanto había hecho, desde que salió hasta el momento en que les estaba hablando.8 Pero ahora cuéntame lo que has hecho durante todos estos días». Judit, en medio del pueblo, le contó todo lo que había hecho desde el día de su partida hasta ese momento.
9 Cuando hubo acabado su relato, todo el pueblo lanzó grandes aclamaciones y en toda la ciudad resonaron los gritos de alegría.9 Cuando terminó de hablar, el pueblo la aclamó dando grandes vítores, y los gritos de júbilo se extendieron por toda la ciudad.
10 Ajior, por su parte, viendo todo cuanto había hecho el Dios de Israel, creyó en él firmemente, se hizo circuncidar y quedó anexionado para siempre a la casa de Israel.10 Ajior, por su parte, al ver todo lo que había realizado el Dios de Israel, creyó firmemente en él, se hizo circuncidar y fue incorporado al pueblo de Israel hasta el día de hoy.
11 Apenas despuntó el alba, colgaron de la muralla la cabeza de Holofernes, tomaron las armas todos los hombres de Israel y salieron, por grupos, hacia las subidas.11 Al despuntar el alba, colgaron de las murallas la cabeza de Holofernes, y todos los israelitas empuñaron sus armas y avanzaron en escuadrones por las laderas de la montaña.
12 Al verlos los asirios, communicaron la novedad a sus oficiales, y éstos la fueron comunicando a sus estrategas y comandantes y a todos sus jefes,12 Los asirios, al divisarlos, enviaron mensajeros a sus jefes; estos, a su vez, se dirigieron a los generales y capitanes y a todos sus oficiales.
13 hasta llegar a la tienda de Holofernes. Dijeron, pues, a su intendente general: «Despierta a nuestro señor, porque esos esclavos tienen la osadía de bajar a combatir contra nosotros, para hacerse exterminar completamente».13 Ellos llegaron a la carpa de Holofernes y dijeron a su mayordomo: «Despierta a nuestro señor, porque esos esclavos han tenido la audacia de bajar a combatir contra nosotros, para ser totalmente exterminados».
14 Entró, pues, Bagoas y dio palmadas ante la cortina de la tienda, porque suponía que Holofernes estaría durmiendo con Judit.14 Bagoas entró y golpeó las manos ante la cortina de la carpa, suponiendo que Holofernes estaba acostado con Judit.
15 Como nadie respondía, apartó la cortina, entró en el dormitorio, y lo encontró tendido sobre el umbral muerto y decapitado.15 Como nadie respondía, descorrió la cortina, penetró en el dormitorio y lo encontró muerto, tendido sobre el umbral y decapitado.
16 Dio entonces una gran voz, con gemido y llanto y fuertes alaridos, al tiempo que rasgaba sus vestiduras.16 El lanzó un alarido, llorando y sollozando; y dando grandes gritos, desgarró sus vestiduras.
17 Entró luego en la tienda en que se había aposentado Judit, y al no verla, se precipitó hacia la tropa gritando:17 Luego entró en la carpa donde se alojaba Judit, y al no encontrarla, se precipitó hacia la tropa, vociferando:
18 «¡Esas esclavas eran unas pérfidas! Una sola mujer hebrea ha llenado de vergüenza la casa del rey Nabucodonosor. ¡Mirad a Holofernes, derribado en tierra y decapitado!»18 «¡Esos esclavos nos han traicionado! ¡Una mujer hebrea ha cubierto de vergüenza la casa de Nabucodonosor! ¡Miren cómo yace Holofernes, tendido en el suelo y sin cabeza!».
19 Cuando los jefes del ejército asirio oyeron estas palabras, su ánimo quedó turbado hasta el extremo, rasgaron sus túnicas y lanzaron grandes gritos y voces por todo el campamento.19 Al oír estas palabras, los jefes del ejército asirio rasgaron sus túnicas, completamente desconcertados, y lanzaron grandes gritos y alaridos por todo el campamento.