Scrutatio

Venerdi, 17 maggio 2024 - San Pasquale Baylon ( Letture di oggi)

Marcos 15


font
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 En cuanto amaneció, los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
2 Este lo interrogó: «¿Tú eres el rey de los judíos?». Jesús le respondió: «Tú lo dices».2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices».
3 Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra él.3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
4 Pilato lo interrogó nuevamente: «¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan!».4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
5 Pero Jesús ya no respondió a nada más, y esto dejó muy admirado a Pilato.5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.
6 En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo.6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.
7 Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición.7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.
8 La multitud subió y comenzó a pedir el indulto acostumbrado.8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.
9 Pilato les dijo: «¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?».9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»
10 El sabía, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia.10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)
11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir la libertad de Barrabás.11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.
12 Pilato continuó diciendo: «¿Qué debo hacer, entonces, con el que ustedes llaman rey de los judíos?».12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?»
13 Ellos gritaron de nuevo: «¡Crucifícalo!».13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»
14 Pilato les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: ¡Crucifícalo!14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»
15 Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
16 Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia.16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.
17 lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron.17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.
18 Y comenzaron a saludarlo: «¡Salud, rey de los judíos!».18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»
19 Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje.19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
20 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo.20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
21 Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús.21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.
22 Y condujeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota, que significa: «lugar del Cráneo».22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.
24 Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno.24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.
25 Ya mediaba la mañana cuando lo crucificaron.25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.
26 La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: «El rey de los judíos».26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos».
27 Con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.
28 (Y se cumplió la Escritura que dice: «Fue contado entre los malhechores»)
29 Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: ¡«Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar,29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,
30 sálvate a ti mismo y baja de la cruz!».30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»
31 De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decían entre sí: «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo!31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.
32 Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!». También lo insultaban los que habían sido crucificados con él.32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
33 Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde;33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
34 y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
35 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías».35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías».
36 Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo».36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle».
37 Entonces Jesús, dando un grito, expiró.37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.
38 El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!».39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».
40 Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé,40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,
41 que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
42 Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer,42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,
43 José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
44 Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto.44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.
45 Informado por el centurión, entregó el cadáver a José.45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,
46 Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto.47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.