Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Nehemías 4


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Cuando Samballat, Tobías, los árabes, los ammonitas y los asdoditas se enteraron de que la reparación de la muralla de Jerusalén adelantaba - pues las brechas comenzaban a taparse - se enfurecieron mucho;1 Cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdoditas se enteraron de que progresaba la reparación de las murallas de Jerusalén –porque comenzaban a cerrarse las brechas– se enfurecieron,
2 y se conjuraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y a humillarme a mí.2 y se coaligaron para atacar a Jerusalén y provocar disturbios.
3 Pero invocamos a nuestro Dios y montamos guardia contra ellos de día y de noche.3 Entonces invocamos a nuestro Dios y montamos guardia de día y de noche para protegernos de ellos.
4 Judá decía: «¡Flaquean las fuerzas de los cargadores: hay demasiado escombro; nosotros no podemos reconstruir la muralla!»4 El pueblo de Judá decía: «Flaquea la mano de obra y hay demasiados escombros; así nosotros no podremos reconstruir la muralla»
5 Y nuestros enemigos decían: «¡Antes que se enteren o se den cuenta, iremos contra ellos, y los mataremos y pararemos la obra!»5 Nuestros adversarios decían: «No sabrán ni verán nada, hasta que irrumpamos en medio de ellos. Entonces los mataremos y pondremos fin a la obra».
6 Pero algunos judíos que vivían junto a ellos vinieron a advertirnos por diez veces: «Vienen contra nosotros desde todos los lugares que habitan».6 Y cuando llegaban los judíos que vivían cerca de ellos, nos repetían insistentemente: «Van a atacarlos desde todos los lugares donde habitan».
7 Se apostó, pues, el pueblo en los puntos más bajos, detrás de la muralla y en los lugares descubiertos, y coloqué a la gente por familias, cada uno con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.7 Yo aposté entonces a mi gente en las partes bajas, por detrás de las murallas, en los puntos desguarnecidos, disponiendo al pueblo por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.
8 Al ver su miedo, me levanté y dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: «¡No les tengáis miedo; acordaos del Señor, grande y terrible, y combatid por vuestros hermanos, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas!»8 Y al ver que tenían miedo, me levanté y dije a los notables, a los magistrados y al resto del pueblo: «¡No les tengan miedo! Acuérdense del Señor grande y temible, y combatan por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus mujeres y sus casas».
9 Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos advertidos y que Dios había desbaratado sus planes, se retiraron, y todos nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su trabajo.9 Cuando nuestros enemigos advirtieron que estábamos alerta y que Dios había desbaratado sus planes, volvimos todos a las murallas, cada uno a su trabajo.
10 Pero desde aquel día, sólo la mitad de mis hombres tomaban parte en el trabajo; la otra mitad, provistos de lanzas, escudos, arcos y corazas, se mantenía detrás de toda la casa de Judá10 Pero, a partir de ese día, sólo la mitad de mi gente hacía el trabajo, mientras la otra mitad tenía en la mano las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas, y los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá.
11 que contruía la muralla. También los cargadores estaban armados: con una mano cuidaba cada uno de su trabajo, con la otra empuñaba el arma.11 Los que reconstruían las murallas y los que transportaban las cargas iban armados: con una mano hacían el trabajo y con la otra empuñaban el arma;
12 Cada uno de los constructores tenía ceñida a la cintura su espada mientras trabajaba. Había un corneta junto a mí para sonar el cuerno.12 y los que construían tenían cada uno la espada ceñida a la cintura mientras trabajaban. Además, había junto a mí un hombre encargado de hacer sonar el cuerpo.
13 Dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: «La obra es importante y extensa, y nosotros estamos diseminados a lo largo de la muralla, lejos unos de otros:13 Yo dije a los notables, a los magistrados y al resto del pueblo: «La obra es considerable y extensa, y nosotros estamos esparcidos sobre la muralla, lejos unos de otros.
14 corred a reuniros con nosotros al lugar donde oigáis el sonido del cuerno, y nuestro Dios combatira por nosotros».14 Allí donde oigan el sonido del cuerno, corran a reunirse con nosotros: nuestro Dios combatirá a favor nuestro».
15 Así organizábamos el trabajo desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas.15 Así hacíamos el trabajo –mientras una mitad empuñaba las lanzas– desde que despuntaba el alba hasta que aparecían las estrellas.
16 Dije también entonces al pueblo: «Todos pasarán la noche en Jerusalén con sus criados, y así haremos guardia de noche y trabajaremos de día».16 En aquella oportunidad, dije también al pueblo: «Que cada uno, con su servidor, pase la noche en Jerusalén; de noche, para montar guardia, y de día, para trabajar».
17 Pero ni yo ni mis hermanos ni mis gentes mi los hombres de guardia que me seguían nos quitábamos la ropa; todos nosotros teníamos el arma en la mano.17 Pero ni yo, ni mis hermanos, ni mi gente, ni los guardias que me seguían, nos quitábamos la ropa, y cada uno llevaba el arma en su mano derecha.