Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Mateo 14


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1En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,2y él dijo a sus allegados: «Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos».3Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,4porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla».5Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.6El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes7que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.8Instigada por su madre, ella dijo: «Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».9El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran10y mandó decapitar a Juan en la cárcel.11Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.12Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.13Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para esta a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.14Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.15Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos».16Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».17Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados».18«Tráiganmelos aquí», les dijo.19Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.20Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.21Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.22En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.23Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.24La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.25A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.26Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.27Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.28Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua».29«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.30Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame».31En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».32En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.33Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios».34Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.35Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos,36rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.