Scrutatio

Mercoledi, 8 maggio 2024 - Madonna del Rosario di Pompei ( Letture di oggi)

1 Reyes 17


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1Elías tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: «Vive Yahveh, Dios de Israel, a quien sirvo. No habrá estos años rocío ni lluvia más que cuando mi boca lo diga».2Fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías diciendo:3«Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Kerit que está al este del Jordán.4Beberás del torrente y encargaré a los cuervos que te sustenten allí».5Hizo según la palabra de Yahveh, y se fue a vivir en el torrente de Kerit que está al este del Jordán.6Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente.7Al cabo de los días se secó el torrente, porque no había lluvia en el país.8Le fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías diciendo:9«Levántate y vete a Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que te dé de comer».10Se levantó y se fue a Sarepta. Cuando entraba por la puerta de la ciudad había allí una mujer viuda que recogía leña. La llamó Elías y dijo: «Tráeme, por favor, un poco de agua para mí en tu jarro para que pueda beber».11Cuando ella iba a traérsela, le gritó: «Tráeme, por favor, un bocado de pan en tu mano».12Ella dijo: «Vive Yahveh tu Dios, no tengo nada de pan cocido: sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estoy recogiendo dos palos, entraré y lo prepararé para mí y para mi hijo, lo comeremos y moriremos».13Pero Elías le dijo: «No temas. Entra y haz como has dicho, pero primero haz una torta pequeña para mí y tráemela, y luego la harás para ti y para tu hijo.14Porque así habla Yahveh, Dios de Israel: No se acabará la harina en la tinaja, no se agotará el aceite en la orza hasta el día en que Yahveh conceda la lluvia sobre la haz de la tierra.15Ella se fue e hizo según la palabra de Elías, y comieron ella, él y su hijo.16No se acabó la harina en la tinaja ni se agotó el aceite en la orza, según la palabra que Yahveh había dicho por boca de Elías.17Después de estas cosas, el hijo de la dueña de la casa cayó enfermo, y la enfermedad fue tan recia que se quedó sin aliento.18Entonces ella dijo a Elías: «¿Qué hay entre tú y yo, hombre de Dios? ¿Es que has venido a mí para recordar mis faltas y hacer morir a mi hijo?»19Elías respondió: «Dame tu hijo». El lo tomó de su regazo y subió a la habitación de arriba donde él vivía, y lo acostó en su lecho;20después clamó a Yahveh diciendo: «Yahveh, Dios mío, ¿es que también vas a hacer mal a la viuda en cuya casa me hospedo, haciendo morir a su hijo?»21Se tendió tres veces sobre el niño, invocó a Yahveh y dijo: «Yahveh, Dios mío, que vuelva, por favor, el alma de este niño dentro de él».22Yahveh escucho la voz de Elías, y el alma del niño volvió a el y revivió.23Tomó Elías al niño, lo bajó de la habitación de arriba de la casa y se lo dio a su madre. Dijo Elías: «Mira, tu hijo vive».24La mujer dijo a Elías: «Ahora sí que he conocido bien que eres un hombre de Dios, y que es verdad en tu boca la palabra de Yahveh».