Scrutatio

Lunedi, 29 aprile 2024 - Santa Caterina da Siena ( Letture di oggi)

Esdras 9


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Concluido esto, se me presentaron los jefes diciendo: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de las gentes del país, hundidas en sus abominaciones - cananeos, hititas, perizitas, jebuseos, ammonitas, moabitas, egipcios y amorreos -,1 Una vez terminado todo esto, se me presentaron los jefes para decirme: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de la gente del país, que practica cosas abominables: los cananeos, los hititas, los perizitas, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos.
2 sino que han tomado para ellos y para sus hijos mujeres de entre las hijas de ellos: la raza santa se ha mezclado con las gentes del país; los jefes y los consejeros han sido los primeros en esta rebeldía».2 Al contrario, se casaron y casaron a sus hijos con mujeres de esos pueblos, y así la raza santa se ha mezclado con la gente del país. ¡Los jefes y los magistrados fueron los primeros en participar de esta traición!».
3 Al oír esto rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué los pelos de la cabeza y de la barba, y me senté desolado.3 Al oír esto, yo desgarré mi túnica y mi manto, me arranqué los pelos de la cabeza y de la barba, y me senté lleno de consternación.
4 Todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel se reunieron en torno a mí, a causa de esta rebeldía de los deportados. Yo permanecí sentado, desolado, hasta la oblación de la tarde.4 A causa de esta traición de los deportados, todos los que temían las palabras del Dios de Israel se reunieron junto a mí. Yo permanecí sentado y lleno de consternación, hasta la hora de la ofrenda de la tarde.
5 A la hora de la oblación de la tarde salí de mi postración y, con las vestiduras y el manto rasgados, caí de rodillas, extendí las manos hacia Yahveh mi Dios,5 Entonces me levanté, y con la túnica y el manto desgarrados, caí de rodillas, extendía las manos hacia el Señor, mi Dios,
6 y dije: «Dios mío, harta vergüenza y confusión tengo para levantar mi rostro hacia ti, Dios mío. Porque nuestros crímenes se han multiplicado hasta sobrepasar nuestra cabeza, y nuestro delito ha crecido hasta el cielo.6 y dije: «Dios mío, estoy tan avergonzado y confundido que no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta cubrirnos por completo, y nuestra culpa ha subido hasta el cielo.
7 Desde los días de nuestros padres hasta el día de hoy nos hemos hecho muy culpables: por nuestros crímenes fuimos entregados, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, en manos de los reyes de los países, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, como todavía hoy sucede.7 Desde los días de nuestros padres hasta hoy, nos hemos hecho muy culpables, y a causa de nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, fuimos entregados a los reyes extranjeros, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a la vergüenza, como nos sucede en el día de hoy.
8 Mas ahora, en un instante, Yahveh nuestro Dios nos ha concedido la gracia de dejarnos un Resto y de darnos una liberación en su lugar santo: nuestro Dios ha iluminado así nuestros ojos y nos ha reanimado en medio de nuestra esclavitud.8 Pero ahora, hace muy poco tiempo, el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de sobrevivientes y de darnos un refugio en su Lugar santo. Así nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud.
9 Porque esclavos fuimos nosotros, pero en nuestra esclavitud nuestro Dios no nos ha abandonado; nos ha granjeado el favor de los reyes de Persia, dándonos ánimos para levantar de nuevo la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y procurándonos un valladar seguro en Judá y Jerusalén.9 Porque nosotros estamos sometidos; pero nuestro Dios no nos ha abandonado en medio de la servidumbre. El nos obtuvo el favor de los reyes de Persia, para animarnos a levantar la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y ara darnos una muralla en Judá y en Jerusalén.
10 Pero ahora, Dios nuestro, ¿qué vamos a decir, si, después de todo esto, hemos abandonado tus mandamientos,10 Y ahora, Dios nuestro, ¿qué más podemos decir? Porque hemos abandonado tus mandamientos,
11 que por medio de tus siervos los profetas tú habías prescrito en estos términos: “La tierra en cuya posesión vais a entrar es una tierra manchada por la inmundicia de las gentes de la tierra, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro con su impureza?11 los que nos habías dado por medio de tus servidores los profetas, diciendo: «La tierra en la que entrarán para tomar posesión de ella es una tierra manchada por gente del país, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo al otro a causa de su impureza.
12 Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni toméis sus hijas para vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis haceros fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos para siempre.”12 Por eso, no entreguen sus hijas a los hijos de ellos ni casen a sus hijos con las hijas de esa gente. No busquen nunca su paz ni su bienestar. Así ustedes llegarán a ser fuertes, comerán los mejores frutos de la tierra, y la dejarán en herencia a sus hijos para siempre».
13 «Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestras culpas - y eso que tú, Dios nuestro, has disminuido nuestros crímenes y nos has concedido esta liberación -13 Después de todo lo que nos ha sucedido por nuestras malas acciones y nuestra gran culpa –aunque tú, Dios nuestro, no has tenido en cuenta todo el alcance de nuestra iniquidad y nos has dejado estos sobrevivientes –
14 ¿hemos de volver a violar tus mandamientos, emparentándonos con estas gentes abominables? ¿No te irritarías tú contra nosotros hasta exterminarnos sin que quedara Resto ni salvación?14 ¿cómo es posible que volvamos a violar tus mandamientos y a emparentarnos con esta gente abominable? ¿No te irritarías hasta destruirnos, sin dejar ni un resto con vida?
15 Yahveh, Dios de Israel, justo eres, pues un Resto nos hemos salvado, como en el caso presente: aquí estamos ante ti, con nuestro delito. Pues por su causa nadie resiste en tu presencia».15 Señor, Dios de Israel, porque tú eres justo, hemos sobrevivido como un resto. ¡Aquí estamos en tu presencia con nuestras culpas, a pesar de que en estas condiciones nadie puede comparecer delante de ti».