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Martedi, 7 maggio 2024 - Santa Flavia ( Letture di oggi)

1 Reyes 20


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército. Tenía consigo 32 reyes, caballos y carros. Subió y puso sitio a Samaría y la atacó.1 Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército, y acompañado de treinta y dos reyes, con caballería y carros de guerra, subió a combatir contra Samaría y la sitió.
2 Envió mensajeros a la ciudad, a Ajab, rey de Israel,2 Entonces envió mensajeros a la ciudad, a Ajab, rey de Israel,
3 para decirle: «Así habla Ben Hadad: Tu plata y tu oro son para mí. Tus mujeres y tus hijos para ti».3 para decirle: «Así habla Ben Hadad: Tu plata y tu oro me pertenecen, y también me pertenecen tus mujeres y tus hermosos hijos».
4 El rey de Israel respondió: «Como tú dices, rey mi señor, tuyo soy yo y todo lo mío».4 El rey de Israel respondió diciendo: «¡A tus órdenes, rey, mi señor! A ti pertenecemos yo y todos mis bienes».
5 Volvieron los mensajeros y dijeron: «Así habla Ben Hadad: Envío a decirte: Me darás tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos.5 Pero los mensajeros regresaron y dijeron: «Así habla Ben Hadad: Mando a decirte que me entregues tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos.
6 Así que mañana a estas horas te enviaré mis siervos y registrarán tu casa y las casas de tus siervos, y echarán mano a cuanto les guste, y se lo llevarán».6 Así que mañana, a esta misma hora, te enviaré a mis servidores: ellos registrarán tu casa y las casas de tus súbditos: se apoderarán de todo lo que tú más quieres, y se lo llevarán».
7 Convocó el rey de Israel a todos los ancianos de la tierra y les dijo: «Reconoced y ved que éste busca hacer el mal. Me pide mis mujeres y mis hijos a pesar de que no le he negado mi plata y mi oro».7 El rey convocó a los ancianos del país y les dijo: «¡Fíjense bien cómo ese hombre trata de arruinarme! Porque cuando me reclamó mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, yo no le negué nada».
8 Todos los ancianos y todo el pueblo dijeron: «No le escuches, no consientas».8 Todos los ancianos y todo el pueblo le dijeron: «¡No lo escuches! ¡No aceptes!».
9 Dijo a los enviados de Ben Hadad: «Decid a mi señor el rey: Todo lo que mandaste la primera vez a tu siervo, lo haré; pero esto no puedo hacerlo». Se fueron los mensajeros llevando la respuesta.9 Entonces él replicó a los mensajeros de Ben Had: «Díganle al rey, mi señor: Haré todo lo que me mandaste la primera vez; pero esto otro no lo puedo hacer». Los mensajeros se fueron y llevaron la respuesta.
10 Entonces, Ben Hadad envió a decir: «Esto me hagan los dioses y esto me añadan si hay bastante polvo en Samaría para los puños de todo el pueblo que me sigue».10 Ben Hadad le mandó a decir: «Que los dioses me castiguen, si queda bastante polvo en Samaría para que cada uno de mis hombres recoja un puñado».
11 El rey de Israel respondió: «Decid: No se alabe quien se ciñe como el que se desciñe».11 Y el rey de Israel respondió: «Díganle» ¡No hay que cantar victoria antes de tiempo!».
12 Cuando Ben Hadad escuchó esta palabra, estaba bebiendo con los reyes en la tienda, y dijo a sus servidores: «Tomad posiciones». Y tomaron posiciones contra la ciudad.12 Apenas oyó esta palabra, Ben Hadad, que estaba bebiendo con los reyes en las tiendas de campaña, ordenó a sus servidores: «¡A sus puestos!». Y ellos tomaron posiciones frente a la ciudad.
13 Se acercó a Ajab, rey de Israel, un profeta y le dijo: «Así habla Yahveh: ¿Has visto esta gran multitud? Hoy la entrego en tus manos y sabrás que yo soy Yahveh».13 Mientras tanto, un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel, y dijo: «Así habla el Señor: ¿Ves toda esa gran multitud? Hoy mismo la voy a poner en tus manos. Así sabrás que yo soy el Señor».
14 «Ajab dijo: «¿Por medio de quién?» Respondió: «Así dice Yahveh: Por medio de los jóvenes de los jefes de distritos». Preguntó Ajab: «¿Quién debe entablar el combate?» Respondió: «Tú».14 «¿Por medio de los cuerpos de cadetes que están a las órdenes de los jefes de distritos». Ajab insistió: «¿Y quién librará la batalla?». «Tú», respondió él.
15 Pasó revista a los jóvenes de los jefes de distritos, que eran 232; después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, todos los israelitas, 7.000.15 Ajab pasó revista a los cadetes de los jefes de distritos, y eran doscientos treinta y dos. A continuación revistó a toda la tropa, a todos los israelitas, y sumaban siete mil.
16 Hicieron una salida a mediodía, mientras Ben Hadad estaba bebiendo hasta la imbriaguez en sus tiendas con los 32 reyes auxiliares.16 Al mediodía comenzaron a salir, mientras Ben Hadad se embriagaba en las tiendas de campaña, junto con los treinta y dos reyes aliados.
17 Salieron en cabeza los jóvenes de los jefes de distritos. Enviaron a avisar a Ben Hadad: «Han salido algunos jóvenes de Samaría».17 Los cadetes de los jefes de distritos salieron en primer lugar. Entonces le avisaron a Ben Hadad: «Unos hombres han salido de Samaría».
18 El respondió: «Si han salido en son de paz, prendedles vivos; si han salido en son de guerra, prendedles vivos».18 El ordenó: «Si salieron en son de paz, captúrenlos vivos, y si salieron en plan de guerra, también captúrenlos vivos».
19 Salieron, pues, de la ciudad aquellos jóvenes de los jefes de los distritos y el ejército detrás de ellos.19 Una vez que salieron de la ciudad los cadetes de los jefes de distritos, con el ejército detrás de ellos,
20 Abatió cada uno a su hombre. Aram se dio a la fuga e Israel le persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, pudo salvarse a caballo con algunos jinetes.20 cada uno mató al que se le puso delante. Los arameos huyeron, perseguidos por los israelitas. Ben Hadad, rey de Aram, se salvó a caballo con algunos jinetes.
21 Salió el rey de Israel y se apoderó de los caballos y carros, infligiendo a Aram una gran derrota.21 Entonces salió el rey de Israel y se apoderó de los caballos y los carros, infligiendo a Aram una gran derrota.
22 Se acercó el profeta al rey de Israel y dijo: «Anda, cobra ánimo, y conoce y mira lo que has de hacer, porque el año que viene el rey de Aram subirá contra ti».22 El profeta se acercó al rey de Israel y le dijo: «Refuerza tu ejército y piensa bien lo que vas a hacer, porque el año que viene el rey de Aram volverá a subir contra ti».
23 Los servidores del rey de Aram le dijeron: «Su Dios es un Dios de las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero atacaremos en la llanura y ¿no seremos más fuertes que ellos?23 Por su parte, los servidores del rey de Aram dijeron a este: «El Dios de los israelitas es un Dios de las montañas; por eso nos han vencido. Pero luchemos contra ellos en la llanura, y seguramente los venceremos.
24 Haz esto: quita de su puesto a cada uno de los reyes, y pon gobernadores en su lugar.24 Actúa de esta manera: destituye a cada uno de esos reyes y reemplázalos por gobernadores.
25 Por tu parte, recluta un ejército como el ejército que perdiste, con otros tantos caballos y carros, y les atacaremos en la llanura. ¿No seremos más fuertes que ellos?» Escuchó su voz e hizo así.25 Recluta además un ejército tan numeroso como el que perdiste, con otros tantos caballos y carros. Luego lucharemos contra ellos en la llanura, y seguramente los venceremos». El rey escuchó su parecer y procedió así.
26 A la vuelta del año, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afeq para luchar contra Israel.26 Al año siguiente, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para librar batalla contra Israel.
27 Se pasó revista a los israelitas que fueron provistos de vituallas y marcharon a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos como dos rebaños de cabras, mientras que los arameos llenaban la tierra.27 También los israelitas fueron revistados y abastecidos de víveres, y partieron a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos, como dos rebaños de cabras, mientras que los arameos llenaban el país.
28 El hombre de Dios se acercó al rey de Israel y dijo: «Así habla Yahveh: Por haber dicho los arameos: Yahveh es un Dios de la montaña, no es Dios de las llanuras, voy a entregar toda esta gran muchedumbre en tus manos y sabrás que yo soy Yahveh».28 El hombre de Dios se acercó y dijo al rey de Israel: «Así habla el Señor: Por haber dicho Aram: «El Señor es un Dios de las montañas y no de las llanuras», yo pondré en tus manos esta gran multitud. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor».
29 Acamparon frente a frente durante siete días y el séptimo día trabaron batalla. Los israelitas batieron a los arameos, 100.000 infantes en un día.29 Durante siete días estuvieron acampados unos frente a otros. Al séptimo día se libró la batalla, y los israelitas derrotaron a los arameos: ¡cien mil hombres de a pie en un solo día!
30 Los restantes huyeron a la ciudad de Afeq, pero la muralla se desplomó sobres los 27.000 hombres que quedaban. Ben Hadad había huido y se había refugiado en la ciudad, en una habitación retirada.30 Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó sobre los veinte mil hombres que aún quedaban. Ben Hadad se refugió en la ciudad, huyendo de un lugar a otro.
31 Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey de Israel. Acaso te deje la vida».31 Pero sus servidores le dijeron: «Mira, hemos oído decir que los reyes de la casa de Israel son misericordiosos. Pongámonos un sayal y atémonos cuerdas a la cabeza, y rindámonos al rey de Israel. Tal vez así te perdone la vida».
32 Se ciñeron sayales a sus lomos y cuerdas sobre sus cabezas y fueron al rey de Israel y le dijeron: «Tu siervo Ben Hadad dice: Que pueda yo conservar mi vida». El respondió: «¿Vive aún? ¡Es mi hermano!»32 Ellos se ciñeron un sayal y se ataron cuerdas a la cabeza; luego se presentaron al rey de Israel y le dijeron: «Tu servidor Ben Hadad ha dicho: Perdóname la vida». El respondió: «¿Vive todavía? ¡Es mi hermano!».
33 Los hombres lo tomaron como buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra diciendo: «Hermano tuyo es Ben Hadad». El dijo: «Id a traerlo». Ben Hadad salió hacia él, y él le hizo subir a su carro.33 Los hombres vieron en esto un buen augurio, y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: «¡Ben Hadad es tu hermano!». El rey añadió: «Vayan a buscarlo». Entonces salió Ben Hadad y él lo hizo subir a su propio carro.
34 Ben Hadad le dijo: «Devolveré las ciudades que mi padre tomó a tu padre; y tú pondrás bazares para ti en Damasco, como mi padre puso en Samaría». - «Con este pacto te dejaré libre». Hizo un pacto con él y le dejó libre.34 Ben Hadad le dijo: «Restituiré las ciudades que mi padre le quitó al tuyo, y tú podrás instalar bazares en Damasco, como mi padre los había instalado en Samaría». Yo, por mi parte, replicó Ajab, mediante un pacto, te dejaré partir». Ajab concluyó un pacto en favor de él, y lo dejó partir.
35 Un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero: «Por orden de Yahveh, hiéreme»; pero el hombre no quiso herirle.35 Uno de la comunidad de los profetas dijo a su compañero, por orden del Señor: «¡Golpéame!». Pero el otro se negó a golpearlo.
36 Le dijo: «Por no haber escuchado la voz de Yahveh, en cuanto te marches de mi lado, el león te herirá». Se fue de su lado y le encontró al león, que le hirió.36 El le dijo: «Porque no has escuchado la voz del Señor, apenas te alejes de mí te matará el león». Y apenas el otro se alejó de su lado, lo encontró el león y lo mató.
37 Halló a otro hombre y le dijo: «Hiéreme». El hombre le dio un golpe y le hirió.37 El profeta encontró a otro hombre y le dijo: «¡Golpéame!». El hombre lo golpeó y lo dejó maltrecho.
38 El profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino. Se había disfrazado con una banda sobre los ojos.38 Luego el profeta fue a apostarse en el camino, a la espera del rey, cubriéndose los ojos con una venda para no ser reconocido.
39 Cuando el rey pasaba clamó al rey y dijo: «Tu siervo había llegado al centro de la batalla cuando uno abandonó las filas y me trajo un hombre y me dijo: “Custodia a este hombre; si llega a faltar, tu vida responderá por la suya, o pagarás un talento de plata.”39 Cuando el rey pasaba, le gritó: «Tu servidor avanzaba para entrar en batalla, y de pronto un soldado, abandonando las filas, me trajo un hombre y me dijo: «Vigila a este hombre. Si llega a faltar, responderás por él con tu vida, o bien pagarás un talento de plata».
40 Pero tu siervo estaba ocupado aquí y allá y éste desapareció». El rey de Israel le dijo: «Esa es tu sentencia. Tú mismo lo has sentenciado».40 Pero mientras yo estaba ocupado, yendo de acá para allá, el hombre desapareció». El rey le replicó: «¡Está clara tu sentencia! La has pronunciado tú mismo».
41 El entonces se apresuró a quitarse la banda de los ojos y el rey de Israel le reconoció como uno de los profetas.41 El se apresuró a quitarse la venda de los ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.
42 Dijo al rey: «Así dice Yahveh: Por haber dejado ir de tus manos al hombre entregado a mi anatema, tu vida pagará por su vida y tu pueblo por su pueblo».42 Entonces dijo al rey: «Así habla el Señor: Porque has dejado escapar al hombre que yo había consagrado al exterminio, tu vida responderá por su vida y tu pueblo por su pueblo».
43 El rey de Israel se fue a su casa triste e irritado, y entró en Samaría.43 El rey de Israel se fue a su casa malhumorado y muy irritado, y entró en Samaría.