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Giovedi, 16 maggio 2024 - San Simone Stock ( Letture di oggi)

Juan 11


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta.1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta.
2 María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo.2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas, está enfermo».3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo».
4 Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
5 Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro.5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Sin embargo, cuando oyó que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
7 Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea».7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea».
8 Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿quieres volver allá?».8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
9 Jesús les respondió: «¿Acaso no son doce la horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él».
11 Después agregó: «Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo».11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle».
12 Sus discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se curará».12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará».
13 Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte.13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.
14 Entonces les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo».15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él».
16 Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».
17 Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro Días.17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
18 Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros.18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
20 Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
21 Marta dio a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
22 Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas».22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá».
23 Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará».
24 Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día».
25 Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
27 Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo».
28 Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: «El Maestro está aquí y te llama».28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama».
29 Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro.29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rapidamente, y se fue donde él.
30 Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado.30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.
31 Los Judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí.31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32 María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».
33 Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado,33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
34 preguntó: «¿Dónde lo pusieron?». Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás».34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás».
35 Y Jesús lloró.35 Jesús se echó a llorar.
36 Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!».36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería».
37 Pero algunos decían: «Este que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podría impedir que Lázaro muriera?».37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
38 Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima,38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 y le dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto».39 Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día».
40 Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?».40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?»
41 Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste.41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Yo sé que siempre me oyes, pero le he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado».
43 Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!».43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»
44 El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar».
45 Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.
46 Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.46 Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
47 Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos.47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales.
48 Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación».48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación».
49 Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada.49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada,
50 ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?».50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación».
51 No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación,51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación
52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.53 Desde este día, decidieron darle muerte.
54 Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudada llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos.
55 Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse.55 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse.
56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?».56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.