Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Lucas 20


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1Un día en que Jesús enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba la Buena Noticia, se le acercaron los sumos sacerdotes y los escribas con los ancianos,2y le dijeron: «Dinos con qué autoridad haces estas cosas o quién te ha dado esa autoridad».3Jesús les respondió: «Yo también quiero preguntarles algo. Díganme:4El bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».5Ellos se hacían este razonamiento: «Si respondemos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él?".6Y si respondemos: "De los hombres", todo el pueblo nos apedreará, porque está convencido de que Juan es un profeta».7Y le dijeron que no sabían de dónde venía.8Jesús les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto».9Y luego dijo al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos viñadores y se fue por largo tiempo al extranjero.10Llegado el momento, les envió a un servidor para que le entregaran la parte de los frutos que le correspondía. Pero los viñadores lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.11Envió a otro servidor, y también a este lo golpearon, lo ultrajaron y lo echaron con las manos vacías.12Mandó después a un tercero, y a él también lo hirieron y lo arrojaron afuera.13El dueño de la viña pensó entonces: "¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo muy querido: quizá tengan consideración con él".14Pero los viñadores, al verlo, se dijeron: "Este es el heredero, vamos a matarlo, y la herencia será nuestra".15Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron. ¿Qué hará con ellos el dueño de la viña?16Vendrá, acabará con esos viñadores y entregará la viña a otros». Al oír estas palabras, dijeron: «¡Dios no lo permita!».17Pero fijando en ellos su mirada, Jesús les dijo: «¿Qué significa entonces lo que está escrito: "La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular"?18El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien ella caiga, será aplastado».19Los escribas y los sumos sacerdotes querían detenerlo en ese mismo momento, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero temieron al pueblo.20Ellos comenzaron a acecharlo y le enviaron espías, que fingían ser hombres de bien, para lograr sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones, y entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador.21Y le dijeron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios.22¿Nos está permitido pagar el impuesto al César o no?».23Pero Jesús, conociendo su astucia, les dijo:24«Muéstrenme un denario. ¿De quién es la figura y la inscripción que tiene?». «Del César», respondieron.25Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios».26Así no pudieron sorprenderlo en ninguna palabra delante del pueblo y, llenos de admiración por su respuesta, tuvieron que callarse.27Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección,28y le dijeron: «Maestro, Moisés nos ha ordenado: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda".29Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.30El segundo31se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia.32Finalmente, también murió la mujer.33Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?».34Jesús les respondió: «En este mundo los hombres y las mujeres se casa,35pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.36Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.37Que los muertos van resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.38Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él».39Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien».40Y ya no se atrevían a preguntarle nada.41Jesús les dijo entonces: «¿Cómo se puede decir que el Mesías es hijo de David,42si el mismo David ha dicho en el Libro de los Salmos: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,43hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies"?44Si David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?».45Y dijo a los discípulos, de manera que lo oyera todo el pueblo:46«Tengan cuidado de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primero asientos en las sinagogas y en los banquetes;47que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Esos serán juzgados con más severidad».