Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Mateo 22


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1Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:2«El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.3Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.4De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas".5Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;6y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.7Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.8Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.9Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren".10Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.11Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.12"Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". El otro permaneció en silencio.13Entonces el rey dijo a los guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".14Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos».15Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones.16Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie.17Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?».18Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa?19Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le presentaron un denario.20Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?».21Le respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios».22Al oír esto, quedaron admirados y, dejando a Jesús, se fueron.23Aquel mismo día se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:24«Maestro, Moisés dijo: "Si alguien muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda".25Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y como murió sin tener hijos, dejó su esposa al hermano.26Lo mismo ocurrió con el segundo, después con el tercero, y así sucesivamente hasta el séptimo.27Finalmente, murió la mujer.28Respóndenos: cuando resuciten los muertos, ¿de cuál de los siete será esposa, ya que lo fue de todos?».29Jesús les dijo: «Están equivocados, porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.30En la resurrección ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que todos serán como ángeles en el cielo.31Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído la palabra de Dios, que dice:32"Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob"? ¡El no es un Dios de muertos, sino de vivientes!».33La multitud, que había oído esto, quedó asombrada de su enseñanza.34Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar,35y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:36«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?».37Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.38Este es el más grande y el primer mandamiento.39El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.40De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».41Mientras los fariseos estaban reunidos, Jesús les hizo esta pregunta:42«¿Qué piensan acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?». Ellos le respondieron: «De David».43Jesús les dijo: «¿Por qué entonces, David, movido por el Espíritu, lo llama "Señor", cuando dice:44"Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies"?45Si David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?».46Ninguno fue capaz de responderle una sola palabra, y desde aquel día nadie se atrevió a hacerle más preguntas.