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Giovedi, 16 maggio 2024 - San Simone Stock ( Letture di oggi)

Juan 4


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Cuando Jesús se enteró de que los fariseos habían oído decir que él tenía más discípulos y bautizaba más que Juan1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -
2 –en realidad él no bautizaba, sino sus discípulos–2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -,
3 dejó la Judea y volvió a Galilea.3 abandonó Judea y volvió a Galilea.
4 Para eso tenía que atravesar Samaría.4 Tenía que pasar por Samaria.
5 Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber».7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber».
8 Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana:
9 La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva».
11 «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;
14 pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna».14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna».
15 «Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla».15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla».
16 Jesús le respondió: «Ve, llama a tu marido y vuelve aquí».16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá».
17 La mujer respondió: «No tengo marido». Jesús continuó: «Tienes razón al decir que no tienes marido,17 Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad».
19 La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar».20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar».
21 Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad».
25 La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo».25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo».
26 Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo».26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando».
27 En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué hablas con ella?».27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?».29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?»
30 Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: «Come, Maestro».31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come».
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen».32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis».
33 Los discípulos se preguntaban entre sí: «¿Alguien le habrá traído de comer?».33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?»
34 Jesús les respondió: «Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
35 Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya
36 Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto se cumple el proverbio: «Uno siembra y otro cosecha».37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador:
38 Y o los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos».38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga».
39 Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que hice».39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho».
40 Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo».42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo».
43 Transcurridos los dos días, Jesús partió hacia Galilea.43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
44 El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
45 Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaúm.46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Jesús le dijo: «Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen».48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis».
49 El funcionario le respondió: «Señor, baja antes que mi hijo se muera».49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo».
50 «Vuelve a tu casa, tu hijo vive», le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive». Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y la anunciaron que su hijo vivía.51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.
52 El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. «Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre», le respondieron.52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre».
53 El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y entonces creyó él y toda su familia.53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
54 Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.