Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 11


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1La sabiduría del humilde le hace erguir la frente, y lo hace sentar en medio de los poderosos.2No alabes a un hombre por su buena presencia ni desprecies a nadie por su aspecto.3La abeja es pequeña entre los animales que vuelan, pero lo que produce es más dulce que todo.4No te gloríes de la ropa que te cubre ni te enorgullezcas en los días de gloria, porque las obras del Señor son admirables y están ocultas a los ojos de los hombres.5Muchos tiranos se sentaron en el suelo y el que menos lo pensaba se ciñó la diadema.6Muchos potentados se hundieron en el deshonor y hombres ilustres cayeron en manos de otros.7No censures antes de averiguar: reflexiona primero, y luego reprocha.8No respondas antes de escuchar y no interrumpas cuando otro habla.9No discutas sobre lo que no te corresponde ni te entrometas en las disputas de los pecadores.10Hijo mío, no pretendas hacer demasiadas cosas: si lo haces, no quedarás libre de culpa. Si pretendes demasiado, no lo alcanzarás y aunque quieras huir, no escaparás.11Hay quien se esfuerza, se fatiga y se apura, y tanto más desprovisto se ve.12Otro es débil, necesitado de ayuda, falto de fuerza y lleno de privaciones; pero el Señor lo mira con bondad y lo levanta de su humillación;13el Señor le hace erguir la frente y muchos quedan maravillados a causa de él.14Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor.15[La sabiduría, la ciencia y el conocimiento de la Ley vienen del Señor; el amor y el camino de las buenas obras proceden de él.]16[La necedad y la oscuridad han sido creadas para los pecadores; los que se complacen en el mal envejecen en él.]17el don del Señor permanece con los buenos y su benevolencia les asegura el éxito para siempre.18Un hombre se enriquece a fuerza de empeño y ahorro, ¿y qué recompensa le toca?19Cuando dice: Ya puedo descansar, ahora voy a disfrutar de mis bienes», él no sabe cuánto tiempo pasará hasta que muera y deje sus bienes a otros.20Sé fiel a tu obligación, entrégate a ella, y envejece en tu oficio.21No admires las obras del pecador: confía en el Señor y persevera en tu trabajo, porque es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de un solo golpe al indigente.22La bendición del Señor es la recompensa de los buenos, y en un instante él hace florecer su bendición.23No digas: «¿Qué me hace falta? ¿Qué bienes puedo esperar todavía?».24No digas: «Ya tengo bastante; ¿qué males pueden sobrevenirme aún?».25En los días buenos se olvidan los malos, y en los malos, se olvidan los buenos.26Porque es fácil para el Señor, en el día de la muerte, retribuir a cada hombre según su conducta.27Una hora de infortunio hace olvidar la dicha, y las obras de un hombre se revelan al fin de su vida.28No proclames feliz a nadie antes que llegue su fin, porque sólo al final se conoce bien a un hombre.29No hagas entrar a cualquiera en tu casa, porque el falso tiende muchas emboscadas.30El corazón del soberbio es como una carnada, igual que un espía, espera que des un mal paso.31Está al acecho para deformar el bien en mal y es capaz de manchar las cosas más limpias.32Una chispa enciende muchos carbones y el pecador tiende emboscadas sangrientas.33Cuídate del malhechor, porque él engendra maldades, no sea que te deje manchado para siempre.34Alberga a un extraño, y te traerá complicaciones, y hará de ti un extraño para tus propios parientes.