Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 71


font

1Yo me refugio en ti, Señor,

¡que nunca tenga que avergonzarme!
2Por tu justicia, líbrame y rescátame,

inclina tu oído hacia mí, y sálvame.
3Sé para mí una roca protectora,

tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,

porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.

4¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío,

de las garras del malvado y del violento!
5Porque tú, Señor, eres mi esperanza

y mi seguridad desde mi juventud.
6En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;

desde el seno materno fuiste mi protector,

y mi alabanza está siempre ante ti.
7Soy un motivo de estupor para muchos,

pero tú eres mi refugio poderoso.
8Mi boca proclama tu alabanza

y anuncia tu gloria todo el día.

9No me rechaces en el tiempo de mi vejez,

no me abandones, porque se agotan mis fuerzas;

10mis enemigos hablan contra mí,

y los que me acechan se confabulan, diciendo:
11«Dios lo tiene abandonado: persígnalo,

captúrenlo, porque no hay nadie quien lo libre».

12¡Oh Dios, no te quedes lejos de mí;

Dios mío, ven pronto a socorrerme!
13¡Queden confundidos y humillados

los que atentan contra mi vida! ¡Queden cubiertos de oprobio y de vergüenza

los que buscan mi perdición!
14Yo, por mi parte, seguiré esperando

y te alabaré cada vez más.

15Mi boca anunciará incesantemente

tus actos de justicia y salvación,

aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
16Vendré a celebrar las proezas del Señor,

evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
17Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,

y hasta hoy he narrado tus maravillas.

18Ahora que estoy viejo y lleno de canas,

no me abandones, Dios mío,

hasta que anuncie las proezas de tu brazo

a la generación que vendrá.
19Tu justicia llega hasta el cielo, oh Dios:

tú has hecho grandes cosas,

y no hay nadie igual a ti, Dios mío.

20Me hiciste pasar por muchas angustias,

pero de nuevo me darás la vida;

me harás subir de lo profundo de la tierra,

21acrecentarás mi dignidad

y volverás a consolarme.

22Entonces te daré gracias con el arpa,

por tu fidelidad, Dios mío;

te cantaré con la cítara,

a ti, el Santo de Israel.

23Mis labios te cantarán jubilosos,

y también mi alma, que tú redimiste.

24Yo hablaré de tu justicia todo el día,

porque quedarán confundidos y avergonzados

los que buscan mi perdición.