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Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 89


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1Poema de Etam, el aborigen.
2Cantaré eternamente el amor del Señor,

proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
3Porque tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.
4Yo sellé una alianza con mi elegido,

hice este juramento a David, mi servidor:
5«Estableceré tu descendencia para siempre,

mantendré tu trono por todas las generaciones».
6El cielo celebre tus maravillas, Señor,

y tu fidelidad en la asamblea de los santos,
7porque ¿quién es comparable al Señor en las alturas?

¿quién como el Señor entre los hijos de Dios?

8Dios es temible en el consejo de los santos,

más grande y terrible que cuantos están a su alrededor,
9Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú?

Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad.
10Tú dominas la soberbia del mar

y calmas la altivez de sus olas;
11tú aplastaste a Rahab como a un cadáver,

deshiciste a tus enemigos con tu brazo poderoso.
12Tuyo es el cielo, tuya la tierra:

tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él;
13tú has creado el norte y el sur,

el Hermón y el Tabor aclaman tu Nombre.
14Tu brazo está lleno de poder,

tu mano es fuerte, alta es tu derecha;

15la Justicia y el Derecho son la base de tu trono,

el Amor y la Fidelidad te preceden.
16¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!

Ellos caminarán a la luz de tu rostro;

17se alegrarán sin cesar en tu Nombre,

serán exaltados a causa de tu justicia.
18Porque tú eres su gloria y su fuerza;

con tu favor, acrecientas nuestro poder.
19Sí, el Señor es nuestro escudo,

el Santo de Israel es realmente nuestro rey.

20Tú hablaste una vez en una visión

y dijiste a tus amigos:

«Impuse la corona a un valiente,

exalté a un guerrero del pueblo.

21Encontré a David, mi servidor,

y lo ungí con el óleo sagrado,

22para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga poderoso.

23El enemigo no lo aventajará,

ni podrán oprimirlo los malvados:

24yo aplastaré a sus adversarios ante él

y golpearé a los que lo odian.

25Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,

su poder crecerá a causa de mi Nombre:

26extenderé su mano sobre el mar

y su derecha sobre los ríos.

27El me dirá: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora».

28Yo lo constituiré mi primogénito,

el más alto de los reyes de la tierra.

29Le aseguraré mi amor eternamente,

y mi alianza será estable para él;

30le daré una descendencia eterna

y un trono duradero como el cielo.

31Si sus hijos abandonan mi enseñanza

y no proceden de acuerdo con mis juicios;

32si profanan mis preceptos

y no observan mis mandamientos,

33castigaré sus rebeldías con la vara

y sus culpas, con el látigo.

34Pero a él no le retiraré mi amor

ni desmentiré mi fidelidad;

35no quebrantaré mi alianza

ni cambiaré lo que salió de mis labios.

36Una vez juré por mi santidad

–¡jamás mentiré a David!–:

37«Su descendencia permanecerá para siempre

y su trono, como el sol en mi presencia;

38como la luna, que permanece para siempre,

será firme su sede en las alturas».

39Pero tú te has irritado contra tu Ungido,

lo has rechazado y despreciado;

40desdeñaste la alianza con tu servidor,

profanaste por tierra su insignia real.

41Abrirse brechas en todas sus murallas,

redujiste a escombros todas sus fortalezas;

42los que pasan por el camino lo despojan,

y es la burla de todos sus vecinos.

43Alzaste la mano de sus adversarios,

llenaste de alegría a sus enemigos;

44mellaste el filo de su espada

y no lo sostuviste en el combate.

45Le quitaste su cetro glorioso

y derribaste por tierra su trono;

46abreviaste los días de su juventud

y lo cubriste de vergüenza.
47¿Hasta cuándo, Señor? ¿Te ocultarás para siempre?

¿Arderá tu furor como el fuego?

48Recuerda, Señor, qué corta es mi vida

y qué efímeros creaste a los hombres.

49¿Quién vivirá sin ver la muerte?

¿Quién se librará de las garras del Abismo?

50¿Dónde está, Señor, tu amor de otro tiempo,

el que juraste a David por tu fidelidad?

51Recuerda, Señor, las afrentas de tu servidor:

yo tengo que soportar los insultos de los pueblos.

52¡Cómo afrentan las huellas de tu Ungido!

53¡Bendito sea el Señor eternamente!

¡Amén! ¡Amén!