Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Job 9


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1Job respondió, diciendo:2Sí, yo sé muy bien que es así: ¿cómo un mortal podría tener razón contra Dios?3Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil.4Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo?5El arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor.6El remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas.7El manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas.8El solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar.9El crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur.10El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar.11El pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo.12Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace?13Dios no reprime su furor: los secuaces de Rahab yacen postrados a sus pies.14¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él!15Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa.16Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme.17El me aplasta por una insignificancia y multiplica mis heridas sin razón.18No me da tregua ni para tomar aliento, sino que me sacia de amarguras.19Si es cuestión de fuerza, él es el más fuerte; si de justicia, ¿quién podría emplazarlo?20Si tengo razón, por mi propia boca me condena; si soy íntegro, me declara perverso.21¡Yo soy un hombre íntegro: nada me importa de mí mismo y siento desprecio por mi vida!22¡Todo es igual! Por eso digo: «El extermina al íntegro y al malvado».23Si un azote siembra la muerte de improviso, se ríe de la desesperación de los inocentes.24Si un país cae en manos de un malvado, pone un velo sobre el rostro de los jueces: si no es él, ¿quién otro puede ser?25Mis días pasan más rápido que un corredor, huyen sin ver la felicidad.26Se deslizan como barcas de junco, como un águila que se lanza sobre su presa.27Si pienso: «Voy a olvidarme de mis quejas, voy a poner buena cara y sonreír».28me asalta el terror por todos mis pesares, sabiendo que tú no me absuelves.29Seré juzgado culpable, ¿para qué entonces fatigarme en vano?30Aunque me lavara con nieve y purificara mis manos con potasa,31tú me hundirías en el fango y hasta mi ropa sentiría abominación por mí.32¡No, él no es un hombre como yo, para responderle y comparecer juntos en un juicio!33¡Si hubiera al menos un árbitro entre nosotros, que pusiera su mano sobre los dos,34para que Dios aparte su vara de mí y no me atemorice su terror!35Entonces le hablaría sin temor, porque estoy convencido de que no soy así.