Scrutatio

Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

Lucas 4


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto,1 Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto,
2 donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.2 durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.
3 El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan».3 Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
4 Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: "El hombre no vive solamente de pan"».4 Jesús le respondió: «Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre».
5 Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra5 Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;
6 y le dijo: «Te daré todo este poder y esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.6 y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7 Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá».7 Si, pues, me adoras, toda será tuya».
8 Pero Jesús le respondió: «Está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto"».8 Jesús le respondió: «Esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto».
9 Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo,9 Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
10 porque está escrito: "El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden".10 porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden.
11 Y también: "Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"».11 Y: En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna».
12 Pero Jesús le respondió: «Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».12 Jesús le respondió: «Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios».
13 Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.13 Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno.
14 Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región.
15 Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
17 Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
18 "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos
19 y proclamar un año de gracia del Señor".19 y proclamar un año de gracia del Señor.
20 Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
21 Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy».
22 Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?».22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
23 Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm».23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria».
24 Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria».
25 Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país.25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;
26 Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.
27 También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio».27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
28 Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29 y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
30 Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
31 Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
32 Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
33 En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:
34 «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios».
35 Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos. sin hacerle ningún daño.35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.
36 El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!».36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen».
37 Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
38 Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.
39 Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
40 Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
41 De muchos salían demonios, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.
42 Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara.
43 Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado».43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado».
44 Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.