Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

1 Corintios 15


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1Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.2Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.3Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.4Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.5Se apareció a Pedro y después a los Doce.6Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.7Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.8Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.9Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.10Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.11En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han creído.12Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?13¡Si no hay resurrección, Cristo no resucitó!14Y si Cristo no resucitó, es vana nuestra predicación y vana también la fe de ustedes.15Incluso, seríamos falsos testigos de Dios, porque atestiguamos que él resucitó a Jesucristo, lo que es imposible, si los muertos no resucitan.16Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.17Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados.18en consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre.19Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima.20Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.21Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.22En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,23cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.24En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.25Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.26El último enemigo que será vencido es la muerte,27ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies. Pero cuando él diga: «Todo está sometido», será evidentemente a excepción de aquel que le ha sometido todas las cosas.28Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.29Si no fuera así, ¿de qué sirve bautizarse por los que han muerto? Si los muertos no resucitan, ¿qué sentido tiene bautizarse por ellos?30Y nosotros mismos, ¿por qué nos exponemos a cada instante al peligro?31Cada día yo me enfrento con la muerte, y esto es tan cierto, hermanos, como que ustedes son mi orgullo en Cristo Jesús, nuestro Señor.32¿Y qué he ganado, si solamente por motivos humanos, yo tuve que luchar con las fieras en Efeso? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, porque mañana moriremos».33No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».34Vuelvan a comportarse como es debido y no pequen más, porque hay algunos entre ustedes que todavía no saben nada de Dios: lo digo para vergüenza de ustedes.35Alguien preguntará: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo?36Tu pregunta no tiene sentido. Lo que siembras no llega a tener vida, si antes no muere.37Y lo que siembras, no es la planta tal como va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo, o de cualquier otra planta.38Y Dios da a cada semilla la forma que él quiere, a cada clase de semilla, el cuerpo que le corresponde.39No todos los cuerpos son idénticos: una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces.40Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, y cada uno tiene su propio resplandor:41uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, y aun las estrellas difieren unas de otras por su resplandor.42Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos: se siembran cuerpos corruptibles y resucitarán incorruptibles;43se siembran cuerpos humillados y resucitarán gloriosos; se siembran cuerpos débiles y resucitarán llenos de fuerza;44se siembran cuerpos puramente naturales y resucitarán cuerpos espirituales. Porque hay un cuerpo puramente natural y hay también un cuerpo espiritual.45Esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente; el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida.46Pero no existió primero lo espiritual sino lo puramente natural; lo espiritual viene después.47El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el segundo hombre procede del cielo.48Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial.49De la misma manera que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo seremos de la imagen del hombre celestial.50Les aseguro, hermanos, que lo puramente humano no puede tener parte en el Reino de Dios, ni la corrupción puede heredar lo que es incorruptible.51Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados.52En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá– los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.53Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad.54Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida.55¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?56Porque lo que provoca la muerte es el pecado y lo que da fuerza al pecado es la ley.57¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo!58Por eso, queridos hermanos, permanezcan firmes e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por él no serán vanos.