Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Eclesiástico/Ben Sirá 40


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1Una penosa tarea ha sido impuesta a todo hombre y un yugo pesado agobia a los hijos de Adán, desde el día que salen del vientre materno, hasta el día que retornan a la madre común.2Les da mucho que pensar y los llena de temor la ansiosa expectativa del día de la muerte.3Desde el que está sentado en un trono glorioso hasta el humillado en el polvo y la ceniza;4desde el que lleva púrpura y corona hasta el que va vestido miserablemente, sólo sienten rabia y envidia, turbación e inquietud, miedo a la muerte, resentimiento y rivalidad;5y a la hora en que cada uno descansa en su lecho, el sueño de la noche perturba sus pensamientos.6Descansa un poco, casi nada, y empieza a debatirse como en pleno día, agitado por sus propias pesadillas, como quien huye de un campo de batalla.7En el momento de sentirse a salvo, se despierta y ve con sorpresa que su temor era infundado.8Esto le toca a todo ser viviente, sea hombre o animal, pero a los pecadores, siete veces más:9muerte, sangre, rivalidad y espada, adversidad, hambre, destrucción y flagelo.10Todo esto fue creado para los impíos, y a causa de ellos sobrevino el diluvio.11Todo lo que sale de la tierra, retorna a la tierra, y lo que sale de las aguas, vuelve al mar.12El soborno y la injusticia desaparecerán, pero la fidelidad permanece para siempre.13La riqueza de los injustos se secará como un torrente, es como el fragor de un trueno que estalla en la tormenta.14Cuando uno de ellos se apodera de algo, se alegra, pero los transgresores desaparecerán por completo.15Los retoños de los impíos no multiplican sus ramas, y las raíces impuras están sobre una roca escarpada.16Caña que brota en cualquier agua y al borde de un río será arrancada antes que toda otra hierba.17La generosidad es como un vergel exuberante y la limosna permanece para siempre.18Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del que trabaja, pero más todavía la del que encuentra un tesoro.19Tener hijos y fundar una ciudad perpetúan el nombre, pero más se estima a una mujer irreprochable.20El vino y la música alegran el corazón, pero más todavía el amor a la sabiduría.21La flauta y el arpa emiten sonidos melodiosos, pero más todavía una lengua dulce.22La gracia y la belleza atraen la mirada, pero más todavía el verdor de los campos.23El amigo y el compañero se ayudan oportunamente, pero más todavía la mujer y el marido.24Los hermanos y los bienhechores son útiles en la adversidad, pero más todavía salva la limosna.25El oro y la plata hacen marchar con paso firme, pero más todavía se aprecia un consejo.26La riqueza y la fuerza reconfortan el corazón, pero más todavía el temor del Señor. Con el temor del Señor, nada falta, y ya no es necesario buscar otra ayuda.27El temor del Señor es como un vergel exuberante, y protege más que cualquier gloria.28Hijo mío, no vivas de la mendicidad, porque más vale morir que mendigar.29No merece llamarse vida la del que está pendiente de la mesa de otro. El mancha su boca con comida ajena, y el hombre instruido y bien educado se cuida de hacerlo.30En boca del desvergonzado la mendicidad es dulce, pero en sus entrañas será fuego ardiente.