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Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Apocalipsis de Juan 9


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1Cuando el quinto Angel tocó la trompeta, vi una estrella que había caído del cielo a la tierra. La estrella recibió la llave del pozo del Abismo,2y cuando abrió el pozo, comenzó a subir un humo, como el de un gran horno, que oscureció el sol y el aire.3Del humo salieron langostas que se expandieron por toda la tierra, y estas recibieron un poder como el que tienen los escorpiones de la tierra.4Se les ordenó que no dañaran las praderas ni las plantas ni los árboles, sino solamente a los hombres que no llevaran la marca de Dios sobre la frente.5Se les permitió, no que los mataran, sino que los atormentaran durante cinco meses, con un dolor parecido al que produce la picadura del escorpión.6En aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la encontrarán; querrán morir, pero la muerte huirá de ellos.7Las langostas parecían caballos equipados para la guerra: tenían en su cabeza algo parecido a coronas doradas y su rostro era semejante al rostro humano.8Su cabello era como el de las mujeres y sus dientes como dientes de leones.9Su tórax parecía una coraza de hierro; y el zumbido de sus alas era como el ruido de carros de muchos caballos corriendo al combate.10Tenían colas con un aguijón como los escorpiones, y en ellas residía el poder para dañar a los hombres durante cinco meses.11Su rey era el Angel del Abismo, cuyo nombre es «Destructor»: «Abadón», en hebreo, y «Apolión», en griego.12La primera calamidad ha pasado, pero sepan que todavía faltan dos más.13Cuando el sexto Angel tocó la trompeta, escuché una voz que provenía de los cuatro ángulos del altar de oro que está delante de Dios.14Y esa voz dijo al sexto Angel, al que tenía la trompeta: «Suelta a los cuatro Angeles que están encadenados junto al gran río Eufrates».15Y fueron soltados los cuatro Angeles que estaban preparados para la hora, el día, el mes y el año en que debían exterminar a una tercera parte de los hombres.16Su ejército constaba de doscientos millones de jinetes: yo pude oír este número.17En la visión vi así a los caballos y a los jinetes: los jinetes llevaban corazas de fuego, de jacinto y de azufre; la cabeza de los caballos se parecía a la de los leones, y su boca vomitaba fuego, humo y azufre.18Una tercera parte de los hombres fue exterminada por estas tres plagas: el fuego, el humo y el azufre que salía de la boca de los caballos.19Porque el poder de esos caballos reside en su boca y en sus colas: sus colas son como serpientes, que tienen cabezas con las cuales hacen daño.20Y el resto de los hombres que no habían sido dañados por las plagas, no se arrepintieron de sus obras ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que son incapaces de ver, de oír y de caminar.21No, ellos no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus maleficios, ni de sus fornicaciones, ni de sus robos.