Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Hechos de los Apóstoles 13


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1En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo.2Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: «Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado».3Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.4Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre.5Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.6Recorrieron toda la isla y llegaron hasta Pafos, donde encontraron a un mago judío llamado Barjesús, que se hacía pasar por profeta7y estaba vinculado al procónsul Sergio Pablo, hombre de gran prudencia. Este hizo llamar a Bernabé y a Saulo, porque deseaba escuchar la Palabra de Dios.8Pero los discípulos chocaron con la oposición de Barjesús –llamado Elimas, que significa mago– el cual quería impedir que el procónsul abrazara la fe.9Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en él,10y le dijo: «Hombre falso y lleno de maldad, hijo del demonio, enemigo de la justicia, ¿cuándo dejarás de torcer los rectos caminos del Señor?11Ahora la mano del Señor va a caer sobre ti: quedarás ciego y privado por un tiempo de la luz del sol». En ese mismo momento, se vio envuelto en oscuridad y tinieblas, y andaba a tientas buscando a alguien que le tendiera la mano.12Al ver lo que había sucedido, el procónsul, profundamente impresionado por la doctrina del Señor, abrazó la fe.13Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén,14pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.15Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar».16Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: «Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios.17El Dios de Este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí18y los cuidó durante cuarenta años en el desierto.19Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras,20al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.21Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años.22Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.23De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús.24Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.25Y al final de su carrera, Juan decía: «Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias».26Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios.27En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenado a Jesús.28Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara.29Después de cumplir todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del patíbulo y lo pusieron en el sepulcro.30Pero Dios lo resucitó de entre los muertos31y durante un tiempo se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los mismos que ahora son sus testigos delante del pueblo.32Y nosotros les anunciamos a ustedes esta Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres,33fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.34Que Dios lo ha resucitado de entre los muertos y que no habrá de someterse a la corrupción, es lo que el mismo Dios ha declarado diciendo: Cumpliré las santas promesas hechas a David, aquellas que no pueden fallar.35Por eso también dice en otro pasaje: No permitirás que tu Santo sufra la corrupción.36Sin embargo David, después de haber cumplido la voluntad de Dios en su tiempo, murió, fue a reunirse con sus padres y sufrió la corrupción.37Pero aquel a quien Dios resucitó no sufrió la corrupción.38Ustedes deben saber que la remisión de los pecados les ha sido anunciada por él. Y la justificación que ustedes no podían alcanzar por la Ley de Moisés, gracias a él,39la alcanza todo el que cree.40Tengan cuidado de que no les suceda lo que dijeron los profetas:41"¡Ustedes, los que desprecian, llénense de estupor y ocúltense! Porque en estos días voy a realizar algo, que si alguien lo contara no lo podrían creer"».42A la salida, les pidieron que retomaran el mismo tema el sábado siguiente.43Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.44Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios.45Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.46Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: «A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos.47Así nos ha ordenado el Señor: "Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra"».48Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la vida eterna abrazaron la fe.49Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.50Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio.51Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.52Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.