Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 55


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1Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema de David.
2Dios mío, escucha mi oración,

no seas insensible a mi súplica;

3atiéndeme y respóndeme.

La congoja me llena de inquietud;
4estoy turbado por los gritos el enemigo,

por la opresión de los malvados:

porque acumulan infamias contra mí

y me hostigan con furor.
5Mi corazón se estremece dentro de mi pecho,

me asaltan los horrores de la muerte,
6me invaden el temor y el temblor,

y el pánico se apodera de mí.

7¡Quién me diera alas de paloma

para volar y descansar!

8Entonces huiría muy lejos,

habitaría en el desierto.
9Me apuraría a encontrar un refugio

contra el viento arrasador y la borrasca.
10Confunde sus lenguas, Señor, divídelas,

porque no veo más que violencia

y discordia en la ciudad,
11rondando día y noche por sus muros.

Dentro de ella hay maldad y opresión,

12en su interior hay ruindad;

la crueldad y el engaño

no se apartan de sus plazas.
13Si fuera mi enemigo el que me agravia,

podría soportarlo;

si mi adversario se alzara contra mí,

me ocultaría de él.
14¡Pero eres tú, un hombre de mi condición,

mi amigo y confidente,

15con quien vivía en dulce intimidad:

juntos íbamos entre la multitud

a la Casa de Dios!

16Que la muerte los sorprenda,

que bajen vivos al Abismo,

porque dentro de sus moradas sólo existe la maldad.
17Yo, en cambio, invoco a mi Dios,

y el Señor me salvará.

18De tarde, de mañana, al mediodía,

gimo y me lamento,

pero él escuchará mi clamor.

19El puso a salvo mi vida;

se acercó cuando eran muy numerosos

los que estaban contra mí.
20Dios, que reina desde siempre,

los oyó y los humilló.

Porque ellos no se corrigen

ni temen a Dios;

21alzan las manos contra sus aliados

y violan los pactos.

22Su boca es más blanda que la manteca,

pero su corazón desea la guerra;

sus palabras son más suaves que el aceite,

pero hieren como espadas.
23Confía tu suerte al Señor,

y él te sostendrá:

nunca permitirá que el justo perezca.

24Y tú, Dios mío, los precipitarás

en la fosa más profunda.

Los hombres sanguinarios y traidores

no llegarán ni a la mitad de sus días.

Yo, en cambio, confío en ti, Señor.