Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

1 Macabeos 4


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1Gorgias tomó cinco mil hombres y mil jinetes elegidos, y el ejército partió durante la noche2para atacar el campamento de los judíos y derrotarlos sorpresivamente. La gente de la Ciudades a los guiaba.3Cuando Judas se enteró de esto, salió con sus soldados para derrotar al ejército real que estaba en Emaús,4mientras el resto de las tropas estaban dispersas fuera del campamento.5Gorgias llegó de noche al campamento de Judas y al no encontrar a nadie, los estuvo buscando por las montañas, pensando que habían huido.6Al rayar el alba, Judas apareció en la llanura con tres mil hombres, pero estos no disponían de las armaduras ni de las espadas que hubieran deseado.7Ellos veían, en cambio, que el campamento de los paganos era poderoso y estaba bien fortificado, rodeado de la caballería y con hombres adiestrados para la guerra.8Judas dijo a sus hombres: «No teman a esa muchedumbre ni se asusten por sus ataques.9Recuerden cómo se salvaron nuestros padres en el Mar Rojo, cuando el Faraón los perseguía con un ejército.10Invoquemos ahora al Cielo para que tenga piedad de nosotros.11Así reconocerán todas las naciones que hay Alguien que libera y salva a Israel».12Los extranjeros alzaron los ojos y, al ver que los judíos venían contra ellos,13salieron del campamento a presentar batalla. Los hombres de Judas hicieron sonar la trompeta14y entraron en combate. Los paganos fueron derrotados y huyeron hacia la llanura,15y los que habían quedado rezagados cayeron al filo de la espada. Los demás fueron perseguidos hasta Gázara y hasta las llanuras de Idumea, Azoto y Iamnia. Los que murieron fueron alrededor de tres mil hombres.16Cuando Judas y su ejército dejaron de perseguirlos,17Judas dijo al pueblo: «No tengan avidez por el botín, porque nos espera otra batalla.18Gorgias y su ejército están cerca de nosotros en la montaña: hagan frente a nuestros enemigos y combatan contra ellos; después podrán apoderarse libremente del botín».19Apenas Judas terminó de hablar, se asomó por las montañas un destacamento enemigo.20Ellos vieron que los suyos habían huido y que el campamento había sido incendiado, porque el humo que se divisaba ponía de manifiesto lo que había sucedido.21Ante tal espectáculo se llenaron de espanto, y como vieron en la llanura al ejército de Judas, dispuesto a librar batalla.22huyeron todos al país de los filisteos.23Judas volvió entonces al campamento para saquearlo, y recogieron gran cantidad de oro y plata, telas de púrpura violeta y de púrpura marina, y muchas otras riquezas.24De regreso cantaban y bendecían al Cielo: «Porque es bueno, porque es eterno su amor».25Israel obtuvo aquel día una gran victoria.26Los extranjeros que habían podido escapar se fueron a anunciar a Lisias todo lo que había sucedido.27Esta noticia lo dejó consternado y abatido, porque a Israel no le había sucedido lo que él deseaba y las cosas no habían salido como el rey se lo había ordenado.28Al año siguiente, Lisias reunió sesenta mil hombres elegidos y cinco mil jinetes para combatir contra los judíos.29Cuando llegaron a Idumea y acamparon en Betsur, Judas les salió al encuentro con diez mil hombres,30y al ver aquel poderoso ejército, hizo esta oración: «Bendito seas, Salvador de Israel, que aplastaste la soberbia del gigante por la mano de tu servidor David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.31Entrega así este ejército en manos de tu pueblo Israel. Que ellos se sientan avergonzados de sus tropas y de su caballería.32Infúndeles miedo, quiebra la audacia que les da su fuerza y que se conmuevan por su derrota.33Derríbalos con la espada de los que te aman, para que te canten himnos de alabanza todos los que conocen tu Nombre».34Cuando se enfrentaron los dos ejércitos, cayeron en el combate unos cinco mil hombres de Lisias.35Al ver la derrota sufrida por sus tropas y la intrepidez de los soldados de Judas, que estaban resueltos a vivir o a morir heroicamente, Lisias volvió a Antioquía, donde reclutó mercenarios con la intención de regresar a Judea con fuerzas más numerosas.36Judas y sus hermanos dijeron: «Nuestros enemigos han sido aplastados; subamos a purificar el Santuario y a celebrar su dedicación».37Entonces se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.38Cuando vieron el Santuario desolado, el altar profanado, las puertas completamente quemadas, las malezas crecidas en los atrios como en un bosque o en la montaña, y las salas destruidas,39rasgaron sus vestiduras, hicieron un gran duelo, se cubrieron la cabeza con ceniza40y cayeron con el rostro en tierra. Luego, a una señal dada por las trompetas, alzaron sus gritos al cielo.41Judas ordenó a unos hombres que combatieran a los que estaban en la Ciudadela hasta terminar la purificación del Santuario.42Después eligió sacerdotes irreprochables, fieles a la Ley,43que purificaron el Santuario y llevaron las piedras contaminadas a un lugar impuro.44Luego deliberaron sobre lo que debía hacerse con el altar de los holocaustos que había sido profanado.45Tuvieron la feliz idea de demolerlo para que no fuera un motivo de oprobio, ya que los paganos lo habían contaminado. Lo demolieron,46y depositaron sus piedras sobre la montaña del Templo, en un lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta y resolviera lo que había que hacer con ellas.47Después recogieron piedras sin tallar, como lo prescribe la Ley, y erigieron un nuevo altar, igual que el anterior.48También repararon el Santuario y el interior del Templo, y consagraron los atrios.49Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del Templo el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa.50Quemaron incienso sobre el altar, y encendieron las lámparas del candelabro que comenzaron a brillar en el Templo.51Además, pusieron los panes sobre la mesa, colgaron las cortinas y concluyeron la obra que habían emprendido.52El día veinticinco del noveno mes, llamado Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al despuntar el alba53y ofrecieron un sacrificio conforme a la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían erigido.54Este fue dedicado con cantos, cítaras, arpas y címbalos, justamente en el mismo mes y en el mismo día en que los paganos lo habían profanado.55Todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les había dado la victoria.56Durante ocho días celebraron la dedicación del altar, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de acción de gracias.57Adornaron la fachada del Templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron las entradas y las salas, y les pusieron puertas.58En todo el pueblo reinó una inmensa alegría, y así quedó borrado el ultraje infligido por los paganos.59Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Quisleu, se celebrara con júbilo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar.60En aquel tiempo, levantaron alrededor del monte Sión altas murallas y torres poderosas, para que los extranjeros no vinieran otra vez y lo pisotearan como lo habían hecho antes.61Además, Judas puso en él una guarnición para que lo defendiera, y fortificó a Betsur, a fin de que el pueblo tuviera una fortaleza frente a Idumea.