Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Sabiduría 17


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1Grandes e inenarrables son tus juicios, por eso, las almas ignorantes se extraviaron.2Porque cuando los impíos pensaban que podían oprimir a una nación santa, yacían encadenados en las tinieblas, prisioneros de una larga noche, encerrados bajo sus techos, excluidos de la providencia eterna.3Ellos pensaban mantenerse ocultos con sus pecados secretos, bajo el oscuro velo del olvido, pero fueron dispersados, presa de terrible espanto, y aterrorizados por fantasmas.4Porque el reducto que los protegía no los preservaba del miedo; ruidos estremecedores resonaban a su alrededor y se les aparecían espectros lúgubres, de rostro sombrío.5Ningún fuego tenía fuerza suficiente para alumbrar, ni el resplandor brillante de las estrellas lograba iluminar aquella horrible noche.6Solamente brillaba para ellos una masa de fuego que se encendía por sí misma, sembrando el terror, y una vez desaparecida aquella visión, quedaban aterrados y consideraban lo que habían visto peor de lo que era.7Los artificios de la magia resultaban ineficaces, y su pretendida ciencia quedaba vergonzosamente desmentida,8porque los que prometían liberar las almas enfermas de temores y sobresaltos, estaban, ellos mismos, enfermos de un temor ridículo.9Aunque nada terrorífico les infundiera temor, horrorizados por el paso de los bichos y el silbido de los reptiles,10se morían de miedo, y hasta rehusaban mirar el aire, del que nadie puede escapar.11Porque la maldad es cobarde y su propio testimonio la condena: acosada por la conciencia, imagina siempre lo peor.12El miedo, en efecto, no es sino el abandono de la ayuda que da la reflexión:13cuanto menos se cuenta con esa seguridad interior, tanto más grave se considera ignorar la causa del tormento.14Durante esa noche verdaderamente impotente, salida de las profundidades del Abismo impotente, sumergidos en un mismo sueño,15eran perseguidos a la vez por espectros monstruosos y paralizados por el desfallecimiento de su alma, porque un terror repentino e inesperado los había invadido.16Así, cualquiera que caía en ese estado quedaba prisionero, encerrado en esa prisión sin hierros.17Ya fuera labrador o pastor, o trabajara en lugares solitarios, al ser sorprendido, tenía que soportar la ineludible necesidad,18porque todos estaban atados por una misma cadena de tinieblas. El silbido del viento, el canto melodioso de los pájaros en la arboleda, el ruido cadencioso de las aguas en su impetuoso correr,19el violento estruendo de las rocas cayendo en avalanchas, la invisible carrera de animales encabritados, el rugido de las fieras más salvajes, el eco que retumba en los huecos de las montañas, todo los llenaba de terror y los paralizaba.20Porque el mundo entero estaba iluminado por una luz resplandeciente y se dedicaba libremente a sus trabajos;21solamente sobre ellos se extendía una pesada noche, imagen de las tinieblas que les estaban reservadas. Pero más que de las tinieblas, ellos sentían el peso de sí mismos.