Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 44


font

1Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema.
2Oh Dios, nuestros padres nos contaron,

y por eso llegó a nuestros oídos,

la obra que hiciste antiguamente,
3con tu propia mano, cuando ellos vivían.

Tú expulsaste a las naciones

para plantarlos a ellos;

y para hacerlos crecer,

destruiste a los pueblos.
4No ocuparon la tierra con su espada

ni su brazo les obtuvo la victoria:

fue tu mano derecha y tu brazo,

fue la luz de tu rostro, porque los amabas.
5Eras tú, mi Rey y mi Dios,

el que decidía las victorias de Jacob:
6con tu auxilio embestimos al enemigo

y en tu Nombre aplastamos al agresor.
7Porque yo no confiaba en mi arco

ni mi espada me dio la victoria:
8tú nos salvaste de nuestros enemigos

y confundiste a nuestros adversarios.
9Dios ha sido siempre nuestro orgullo:

damos gracias a tu Nombre eternamente.

10Pero ahora nos rechazaste y humillaste:

dejaste de salir con nuestro ejército,
11nos hiciste retroceder ante el enemigo

y nuestros adversarios nos saquearon.
12Nos entregaste como ovejas al matadero

y nos dispersaste entre las naciones;
13vendiste a tu pueblo por nada,

no sacaste gran provecho de su venta.

14Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos,

a la risa y al escarnio de los que nos rodean;

15hiciste proverbial nuestra desgracia

y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.
16Mi oprobio está siempre ante mí

y mi rostro se cubre de vergüenza,

17por los gritos de desprecio y los insultos,

por el enemigo sediento de venganza.

18¡Y todo esto nos ha sobrevenido

sin que nos hayamos olvidado de ti,

sin que hayamos traicionado tu alianza!

19Nuestro corazón no se volvió atrás

ni nuestros pasos se desviaron de tu senda,

20como para que nos aplastaras en un lugar desierto

y nos cubrieras de tinieblas.
21Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios

y recurrido a un dios extraño,

22Dios lo habría advertido,

porque él conoce los secretos más profundos.

23Por tu causa nos dan muerte sin cesar

y nos tratan como a ovejas que van al matadero.
24¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?

¡Levántate, no nos rechaces para siempre!

25¿Por qué ocultas tu rostro

y te olvidas de nuestra desgracia y opresión?

26Estamos hundidos en el polvo,

nuestro cuerpo está pegado a la tierra.

27¡Levántate, ven a socorrernos;

líbranos por tu misericordia!