Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Job 19


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1Job respondió, diciendo:2¿Hasta cuándo me va a afligir y me van a torturar con sus palabras?3Ya es la décima vez que me ultrajan, que me maltratan desvergonzadamente.4Aunque fuera verdad que cometí un error, mi error me concierne sólo a mí.5Ustedes se envalentonan contra mí y me imputan mi ignominia:6pero sepan que es Dios el que me agravia y que él me ha envuelto en su red.7Si grito: «¡Violencia!», no tengo respuesta; si pido auxilio, no se hace justicia.8El cercó mi camino y no puedo pasar; cubrió de tinieblas mi sendero.9Me ha despojado de mi honor y quitó la corona de mi cabeza.10Me demolió por completo, y ya me voy; arrancó, como un árbol, mi esperanza.11Encendió su indignación contra mí y me trató como a su enemigo.12Sus escuadrones llegaron en tropel, se abrieron camino hasta mí y acamparon alrededor de mi carpa.13Mis hermanos se alejaron de mí y soy un extraño para mis amigos.14Desaparecieron mis allegados y familiares, me olvidaron15los huéspedes de mi casa. Mis servidoras me consideran un extraño, me he convertido en un intruso para ellas.16Llamo a mi servidor, y no responde, aunque se lo pida por favor.17Mi mujer siente asco de mi aliento, soy repugnante para los hijos de mis entrañas.18Hasta los niños pequeños me desprecian: cuando me levanto, se burlan de mí.19Mis amigos íntimos me abominan, los que yo amaba se vuelven contra mí.20Los huesos se me pegan a la piel y se me desprenden los dientes de las envías.21¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios!22¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne?23¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce;24si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre!25Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo26Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios.27Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!28Si ustedes dicen: «¿Cómo lo perseguiremos y qué pretexto encontraremos para procesarlo?»,29teman que la espada los hiera a ustedes mismos, porque esas son culpas dignas de la espada: y entonces sabrán que hay un juez.