Scrutatio

Domenica, 19 maggio 2024 - San Celestino V - Pietro di Morrone ( Letture di oggi)

Juan 20


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BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro.1 El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».2 Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.3 Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.5 Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo,6 Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo,
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte.7 y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó,8 Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.9 Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
10 Los discípulos, entonces, volvieron a casa.10 Los discípulos regresaron entonces a su casa.
11 Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,11 María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
12 y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
13 Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto».13 Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
14 Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.14 Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
15 Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré».15 Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
16 Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -.16 Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».
17 Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios».17 Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».
18 Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros».19 Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».
20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.20 Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío».21 Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes»
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.22 Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo.
23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».23 Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».24 Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
25 Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».25 Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros».26 Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».
27 Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente».27 Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe».
28 Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío».28 Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!.
29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».29 Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».
30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.30 Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.31 Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.