Scrutatio

Martedi, 20 maggio 2025 - San Bernardino da Siena ( Letture di oggi)

Lucas 22


font
BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.1 Estaba cerca la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.
2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle desaparecer, pues temían al pueblo.2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a Jesús, porque tenían medio del pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce;3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce.
4 y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo.4 Este fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia sobre el modo de entregárselo.
5 Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.
6 El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.6 Judas aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin que se enterara el pueblo.
7 Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua;7 Llegó el día de los Azimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual.
8 y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para que la comamos».8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: «Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual».
9 Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?»9 Ellos le preguntaron: «¿Dónde quieres que la preparemos?».
10 Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre,10 Jesús les respondió: «Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre,
11 y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”11 y digan a su dueño: El Maestro manda preguntarte: "¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?".
12 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; haced allí los preparativos».12 El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario».
13 Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.13 Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
15 y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;15 «He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión,
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios».16 porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios».
17 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros;17 Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomen y compártanla entre ustedes.
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».18 Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».
19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío».19 Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.
21 «Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.21 La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí.
22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!»22 Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!».
23 Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello.23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.
24 Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor.24 Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
25 El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;25 Jesús les dijo: «Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores.
26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve.26 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.
27 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.27 Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas;28 Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas.
29 yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,29 Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí,
30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.30 Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31 «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;31 Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo,
32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos».32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos».
33 El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte».33 «Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte».
34 Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces».34 Pero Jesús replicó: «Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces».
35 Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada».35 Después les dijo: «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿les faltó alguna cosa?».
36 Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;36 «Nada», respondieron. El agregó: «Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una.
37 porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: “Ha sido contado entre los malhechores.” Porque lo mío toca a su fin».37 Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí».
38 Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas». El les dijo: «Basta».38 «Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas». El les respondió: «Basta».
39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.39 En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
40 Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación».40 Cuando llegaron, les dijo: «Oren, para no caer en la tentación».
41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba41 Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
42 diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».42 «Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
43 Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.43 Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.44 En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;45 Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.
46 y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación».46 Jesús les dijo: «¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».
47 Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso.47 Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo.
48 Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»48 Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».
49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?»49 Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: «Señor, ¿usamos la espada?»
50 y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.50 Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha.
51 Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.51 Pero Jesús dijo: «Dejen, ya está». Y tocándole la oreja, lo curó.
52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos?52 Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo: «¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos?
53 Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas».53 Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero esta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas».
54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.54 Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.55 Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él».56 Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: «Este también estaba con él».
57 Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»57 Pedro lo negó diciendo: «Mujer, no lo conozco».
58 Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos». Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»58 Poco después, otro lo vio y dijo: «Tú también eres uno de aquellos». Pero Pedro respondió: «No, hombre, no lo soy».
59 Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo».59 Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: «No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo».
60 Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,60 «Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices». En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo.
61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces».61 El Señor, dándose vuelta, miró Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces».
62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.62 Y saliendo afuera, lloró amargamente.
63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;63 Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban;
64 y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?»64 y tapándole el rostro, le decían: «Profetiza, ¿quién te golpeó?».
65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.65 Y proferían contra él toda clase de insultos.
66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hiceron venir a su Sanedrín66 Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante el tribunal
67 y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo». El respondió: «Si os lo digo, no me creeréis.67 y le dijeron: «Dinos si eres el Mesías». El les dijo: «Si yo les respondo, ustedes no me creerán,
68 Si os pregunto, no me responderéis.68 y si los interrogo, no me responderán.
69 De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios».69 Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso».
70 Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo: «Vosotros lo decís: Yo soy».70 Todos preguntaron: «¿Entonces eres el Hijo de Dios?». Jesús respondió: «Tienen razón, yo lo soy».
71 Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»71 Ellos dijeron: «¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca».