Scrutatio

Lunedi, 13 maggio 2024 - Beata Vergine Maria di Fatima ( Letture di oggi)

Isaías 47


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 ¡Baja y siéntate en el polvo, virgen, hija de Babilonia! ¡Siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte «Delicada» y «Refinada».1 Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel! ¡Siéntate en tierra, destronada, hija de los caldeos! Ya no se te volverá a llamar la dulce, la exquisita.
2 ¡Toma el mortero y muele la harina; quítate el velo, levántate el vestido, descúbrete el muslo, cruza los ríos!2 Toma el molino y muele la harina. Despójate de tu velo, descubre la cola de tu vestido, desnuda tus piernas y vadea los ríos.
3 ¡Que se descubra tu desnudez y que se vea tu ignominia! Yo me vengaré y nadie se me opondrá,3 Descubre tu desnudez y se vean tus vergüenzas. Voy a vengarme y nadie intervendrá.
4 dice nuestro redentor: su nombre es Señor de los ejércitos, el Santo de Israel.4 Nuestro redentor, cuyo nombre es Yahveh Sebaot, el Santo de Israel, dice:
5 ¡Siéntate en silencio y entra en las tinieblas, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte «Soberana de los reinos».5 Siéntate en silencio y entra en la tiniebla, hija de los caldeos, que ya no se te volverá a llamar señora de reinos.
6 Yo estaba irritado contra mi pueblo profané mi herencia, y los entregué en tus manos. Tú no les tuviste compasión: hasta al anciano lo abrumaste con el peso de tu yugo.6 Irritado estaba yo contra mi pueblo, había profanado mi heredad y en tus manos los había entregado; pero tú no tuviste piedad de ellos; hiciste caer pesadamente tu yugo sobre el anciano.
7 Tú decías: «Seré siempre soberana, a lo largo de los siglos». Pero no te preocupabas por esto, no tenías presente el futuro.7 Tú decías: «Seré por siempre la señora eterna». No has meditado esto en tu corazón no te has acordado de su fin.
8 Y ahora, escucha esto, voluptuosa, tú, que reinas confiada y dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más que yo! ¡Nunca me quedaré viuda ni me veré privada de hijos!».8 Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es carecer de hijos».
9 Estas dos cosas te sobrevendrán, de repente, en un solo día: la privación de tus hijos y la viudez vendrán sobre ti con todo su rigor, pese a tus muchos sortilegios y al cúmulo de tus encantamientos.9 Estas dos desgracias vendrán sobre ti en un instante, en el mismo día. Carencia de hijos y viudez caerán súbitamente sobre ti, a pesar de tus numerosas hechicerías y del poder de tus muchos sortilegios.
10 Tú te fiabas de tu maldad, pensando: «Nadie me ve». Tu sabiduría y tu ciencia te hicieron perder la cabeza, mientras decías en tu corazón: «¡Yo, y nadie más que yo!».10 Te sentías segura en tu maldad, te decías: «Nadie me ve». Tu sabiduría y tu misma ciencia te han desviado. Dijiste en tu corazón: «¡Yo, y nadie más!»
11 Pero te va a suceder una desgracia, que no sabrás conjurar; va a caer sobre ti un desastre que no podrás aplacar, te va a sobrevenir de improviso una catástrofe que no imaginabas.11 Vendrá sobre ti una disgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar. Vendrá sobre ti súbitamente una devastación que no sospechas.
12 Persiste en tus encantamientos y en tus muchos sortilegios, por los que has bregado desde tu juventud: ¡tal vez puedan servirte de algo, tal vez logres infundir terror!12 ¡Quédate, pues, con tus sortilegios y tus muchas hechicerías con que te fatigas desde tu juventud! ¿Te podrán servir de algo? ¿Acaso harás temblar?
13 ¡Te has cansado de recibir consejos! ¡Que se presenten y te salven los que investigan el cielo, los que observan las estrellas, los que pronostican cada luna nueva lo que te va a suceder!13 Te has cansado de tus planes. Que se presenten, pues, y que te salven los que describen los cielos, los que observán las estrellas y hacen saber, en cada mes, lo que te sucederá.
14 Pero ellos serán como paja: el fuego los quemará; no podrán librarse a sí mismos del poder de las llamas; no serán brasas para dar calor ni fuego para sentarse ante él.14 Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus vidas del poder de las llamas. No serán brasas para el pan ni llama ante la cual sentarse.
15 Eso son para ti tus adivinos, por los que has bregado desde tu juventud: ellos andan errantes, cada uno por su lado, no hay nadie que pueda salvarte.15 Eso serán para ti tus hechiceros por los que te has fatigado desde tu juventud. Cada uno errará por su camino, y no habrá quien te salve.