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Giovedi, 16 maggio 2024 - San Simone Stock ( Letture di oggi)

Lucas 19


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad.1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.
2 Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos.2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico.
3 El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura.
4 Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí,4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.
5 Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa».
6 Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador».7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador».
8 Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más».8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo».
9 Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham,9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham,
10 porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».
11 Como la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.11 Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro.
12 El les dijo: «Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse.
13 Llamó a diez de sus servidores y les entró cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: "Háganlas producir hasta que yo vuelva".13 Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: “Negociad hasta que vuelva.”
14 Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: "No queremos que este sea nuestro rey".14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: “No queremos que ése reine sobre nosotros.”
15 Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.15 «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
16 El primero se presentó y le dijo: "Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más".16 Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez minas.”
17 "Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades".17 Le respondió: “¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades.”
18 Llegó el segundo y el dijo: "Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más".18 Vino el segundo y dijo: “Tu mina, Señor, ha producido cinco minas.”
19 A él también le dijo: "Tú estarás al frente de cinco ciudades".19 Dijo a éste: “Ponte tú también al mando de cinco ciudades.”
20 Llegó el otro y le dijo: "Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.20 «Vino el otro y dijo: “Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo;
21 Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigentes, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado".21 pues tenía miedo de tí, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.”
22 El le respondió: "Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré,22 Dícele: “Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré;
23 ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses"23 pues ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.”
24 Y dijo a los que estaban allí: "Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más".24 Y dijo a los presentes: “Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas.”
25 "¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!".25 Dijéronle: “Señor, tiene ya diez minas.”
26 "Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.26 - “Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.”
27 En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia"».27 «“Pero a aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.”»
28 Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.28 Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.
29 Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:29 Y sucedió que, al aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,
30 «Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo;30 diciendo: «Id al pueblo que está enfrente y, entrando en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre; desatadlo y traedlo.
31 y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita».31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, diréis esto: “Porque el Señor lo necesita.”»
32 Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho.32 Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho.
33 Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: «¿Por qué lo desatan?».33 Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: «¿Por qué desatáis el pollino?»
34 Y ellos respondieron: «El Señor lo necesita».34 Ellos les contestaron: «Porque el Señor lo necesita».
35 Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar.35 Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos sobre el pollino, hicieron montar a Jesús.
36 Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino.36 Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino.
37 Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto.37 Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces, por todos los milagros que habían visto.
38 Y decían:»¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!».38 Decían: «Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas».
39 Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos».39 Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos».
40 Pero él respondió: «Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras40 Respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras».
41 Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,
42 diciendo: «¡Si tú también hubieras comprendido en ese día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos.42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.
43 Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes.43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,
44 Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios».44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».
45 Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores,45 Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,
46 diciéndoles: «Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».46 diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!»
47 Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.47 Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle,
48 Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.48 pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.