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Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

Juan 18


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Después de haber dicho esto, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos.1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.
2 Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia.2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.
3 Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas.3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.
4 Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?».4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?»
5 A Jesús, el Nazareno. El les dijo: «Soy yo». Judas el que lo entregaba estaba con ellos.5 Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.
6 Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra.6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra.
7 Les preguntó nuevamente: «¿A quién buscan?». Le dijeron: «A Jesús, el Nazareno».7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús el Nazareno».
8 Jesús repitió: «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejan que estos se vayan».8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos».
9 Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste».9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno».
10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.
11 Jesús dijo a Simón Pedro: «Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»
12 El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron
13 Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año.
14 Caifás era el que había aconsejado a los judíos: «Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo».14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.
15 Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice,15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,
16 mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.
17 La portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?». El le respondió: «No lo soy».17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy».
18 Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego.18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.
19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza.19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina.
20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto.20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
21 ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho».21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho».
22 Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: «¿Así respondes al Sumo Sacerdote?».22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
24 Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás.24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
25 Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron: «¿No eres tú también uno de sus discípulos?». El lo negó y dijo: «No lo soy».25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy».
26 Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: «¿Acaso no te vi con él en la huerta?».26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?»
27 Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo.27 Pedró volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
28 Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua.28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua.
29 Pilato salió adonde estaban ellos y les preguntó: «¿Qué acusación traen contra este hombre?». Ellos respondieron:29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?»
30 «Si no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado».30 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado».
31 Pilato les dijo: «Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la ley que tienen». Los judíos le dijeron: «A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie».31 Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie».
32 Así debía cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir.32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir.
33 Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?».33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»
34 Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?».34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»
35 Pilato explicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho».35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
36 Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí».36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí».
37 Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
38 Pilato le preguntó: «¿Qué es la verdad?». Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo.38 Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.
39 Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?».39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?»
40 Ellos comenzaron a gritar, diciendo: «¡A él no, a Barrabás!». Barrabás era un bandido.40 Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Barrabás era un salteador.