| 1 ¡Feliz el hombre que no ha faltado con su lengua ni es atormentado por el remordimiento! |
| 2 ¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo y no ve desvanecerse su esperanza! |
| 3 ¿De qué le sirve la riqueza al mezquino y para qué tiene el avaro su fortuna. |
| 4 El que acumula, privándose de todo, acumula para otros, y otros se darán buena vida con sus bienes. |
| 5 El que es malo consigo mismo ¿con quién será bueno? Ni él mismo disfruta de su fortuna. |
| 6 No hay nadie peor que el avaro consigo mismo, y ese es el justo pago de su maldad. |
| 7 Si hace algún bien, lo hace por descuido, y termina por revelar su malicia. |
| 8 Es un malvado el que mira con envidia, el que da vuelta la cara y menosprecia a los demás. |
| 9 El ojo del ambicioso no está satisfecho con su parte y la ruindad reseca el alma. |
| 10 El miserable mezquina el pan y tiene su mesa siempre vacía. |
| 11 En la medida de tus recursos, vive bien, hijo mío, y presenta al Señor ofrendas dignas. |
| 12 Recuerda que la muerte no tardará y que el pacto del Abismo no te ha sido revelado. |
| 13 Antes de morir, haz el bien a tu amigo y dale con largueza, en la medida de tus fuerzas. |
| 14 No te prives de un día agradable ni desaproveches tu parte de gozo legítimo. |
| 15 ¿Acaso no dejarás a otro el fruto de tus trabajos, y el de tus fatigas, para que lo repartan en herencia? |
| 16 Da y recibe, olvida tus preocupaciones, porque no hay que buscar delicias en el Abismo. |
| 17 Todo ser viviente envejece como un vestido, porque está en pie la antigua sentencia: «Tienes que morir». |
| 18 En el follaje de un árbol tupido, unas hojas caen y otras brotan: así son las generaciones de carne y de sangre, una muere y otra nace. |
| 19 Toda obra corruptible desaparece y el que la hizo se irá con ella. |
| 20 ¡Feliz el hombre que se ocupa de la sabiduría y el que razona con inteligencia, |
| 21 el que reflexiona sobre los caminos de la sabiduría y penetra en sus secretos! |
| 22 El la sigue como un rastreador y se queda al acecho de sus pasos; |
| 23 espía por sus ventanas y escucha atentamente a sus puertas; |
| 24 busca albergue cerca de su casa y clava una estaca en sus muros; |
| 25 instala su carpa cerca de ella y se alberga en la mejor de las moradas; |
| 26 pone a sus hijos bajo el abrigo de ella y vive a la sombre de sus ramas: |
| 27 ella lo protege del calor y él habita en su gloria. |